Wednesday, February 8, 2012

La Aventura del Poseidon

Cuando tenia unos 12 años encontré, en el estante de los libros de mi abuela, una temprana y polvorienta edición de "Moby Dick" de Herman Melville. Yo no sabia, en ese entonces, que lo que tenia entre manos era un clásico de la literatura de todos los tiempos. Lo que llamo mi atención fueron las ilustraciones internas que mostraban una lucha hostil entre una ballena blanca gigante y un endeble botecito con un puñado de hombres. La desigual contienda sucedía en un mar que, para agregar dramatismo, siempre se mostraba revuelto con olas enormes. Ahh y casi siempre llovía.

Me intereso el libro y empece a leerlo. Eran épocas donde compartíamos febreros con mis primos en  el único lugar con una pileta a mano, la casa de mi abuela. Ibamos todos los días cargando, entre otras cosas, fiambre para unos sanguches, galletitas para la leche y los brasitos inflables para algún hermano que aun no nadaba. Y ahí estaba yo, leyendo "Moby Dick", dejando que el sonido del agua salpicada por un primo a un hermano, me diera la banda de sonido perfecta para empujar la imaginación hacia aquellos gélidos mares de batallas gallardas entre el hombre y la bestia.

Creo que "Moby Dick" debe ser el génesis de las historias de marinos y pescadores. Aquellas legendarias épicas que de tan estereotípicas se vuelven fáciles de imaginar. Aquellas que son contadas con un marco que todos podemos representarnos. Visualicemos a un grupo de hombres discutiendo en la barra de un bar con sus gestos adustos y sus trazas desalineadas. Tipos que beben sin medida, vociferan alto y gesticulan ampulosamente como intimidando a un interlocutor que estoico resiste y rebate de igual forma. Cualquiera diría que están a punto de pelearse aunque para ellos la escena sea tan cotidiana como que ocurre todos los días a la misma hora en el mismo bar.

Y me ha tocado estar en ese bar en ese momento preciso en varias oportunidades. Viene con el combo "Pescador", no hay acción heroica ni gesta pesquera insuperable sin posterior relato que agrande aun mas la odisea. Ahora ¿Yo me considero un pescador? Yo diría que no. Vivo en una ciudad con agua por todos lados, tengo el equipo y algún conocimiento del tema sin embargo solo voy a pescar motivado por una persona que es verdaderamente un pescador de ley, mi viejo. Es así, que yo seria lo que mejor sé ser, un cómplice. En este caso cómplice de pescador.
Super cara de super pescador


Con mi viejo la vida nos ha encontrado pescando, entre otros, Pejerreyes en la Laguna de Gomez, Dorados y Surubies en Corrientes o Corvinas en cuanto muelle o escollera de la costa Atlántica se nos cruzaba. Siempre él proponía y yo acompañaba. Y así empezó esta historia, de visita en Daytona Beach, con él proponiendo y yo...acompañando.

Daytona Beach en la Florida ofrece numerosos atractivos, desde una bonita costanera plagada de bares hasta el clásico autodromo con un museo alegórico y la posibilidad por un puñado de dolares de salir a conocer la pista. Ademas, a solo 60 millas, esta la ciudad de Orlando con sus tradicionales parques de diversiones. Sin embargo nada atraia tanto a mi viejo como las excursiones de pesca que salen del histórico faro local. En ese sentido me hizo reservar una excursión para pescar tiburones.

Salíamos el Jueves bien temprano. Era Lunes cuando reserve nuestros lugares. Dos días después, en el pico de ansiedad por salir a pescar recibimos la noticia que la Guardia Costera había suspendido la actividad por mal clima. No salían los barcos. Le pedí a la chica del puerto que me pasara la excursion al Viernes. Cosa que hizo, prolongando la espera 24 horas. Pero el Viernes también se cancelo.

Desesperado, la volví a posponer para el Sábado como ultima alternativa. Como no me llamaron cancelando, el viernes me fui a dormir sabiendo que me esperaba un sábado de súper acción por canal 11. El Sábado, a las cinco y media de la mañana, mi viejo me despertó
-"Dale Dari, despertate"
-"¿Que hora es? ¿Porque es de noche?  ¿Donde estoy? ¿Quien es Dari?"
-"Dale, vestite y abrigate, hay que ir a pescar" 

¡HAY que ir! Llegamos al puerto y para sorpresa lo vimos desierto, poca gente. Los barcos anclados. ¿Que pasaba?  Seguía rigiendo la prohibición de las autoridades por mal clima, alto oleaje, fuertes vientos y demás. El agravante era que uno ya estaba en el puerto, en pleno invierno siendo las 6 y media de la mañana. Le fui a preguntar a la organizadora porque no me había advertido de la suspensión como los dos días anteriores. Y me dijo que según ella, mi papa, siempre él y no yo, parecía  un viejo pescador. Mi viejo había estado hablando con ella cuando hicimos la reserva y ella creyó reconocer un pescador de raza. Para los viejos pescadores locales habia un barco reservado, uno con permiso especial...del demonio. 

Le pregunte a mi viejo si le preocupaba el mal clima, mi cama aun estaba caliente. Naturalmente no le asustaba, ni el clima, ni el viento, ni las olas, ni nada. Enceguecido por pescar tiburones, solo me dijo, antes de embarcar, que escondiera mi cámara de fotos que era un papelón. Cuestiones  de pertenencia mediantes, el resto de los barcos "para turistas" durmieron en sus anclas ese día, y el único navío que soltó amarras fue el Super Critter Fleet, el nuestro.

Nuestro Barco

El barco me recordaba mucho a un micro escolar, si, el naranja. Así, con asientos de cuerina gastada donde uno apenas entraba con un dejo de hacinamiento y los caños para sujetarse en el respaldo del de adelante y en el techo y en las paredes y ¡En todos lados!. Debí haber visto ese detalle porque habría sabido de antemano que ese vehículo náutico, cruza perfecta de colectivo 60 con La Cacciola S.A. iba a moverse como perseguido por el mismísimo diablo.

Apenas abandonamos el puerto, la ciudad comenzó a achicarse hasta desaparecer, íbamos volando. El olor a mar inundo una cabina. Con algunos vidrios faltantes en las ventanas, la única climatización, era la que Poseidon no proporcionaba. El frío del mar, sucundun sucundun, aumento considerablemente. Donald y la madre que te pario. El ruido del motor a punto de estallar, dejaba a todos en una mudez absoluta y una sordera que duraría un par de días junto con un simpático zumbido. Mi viejo estaba en Disneylandia, preparaba anzuelos con malicia y a los gritos trataba de hablar con otro pescador.

El barco hacia un movimiento múltiple y combinado, híbrido de toro mecánico con Samba del Italpark en su máximo esplendor, (cuando ponían "Ritual of the Banana", una de Pet Shop Boys o "La Isla Bonita" de Madonna) El movimiento era hacia adelante y hacia atrás, cortando las olas pero a la vez  inclinándose varios grados de derecha a izquierda de acuerdo a como las iba cortando. Mi viejo empezó a hablarme sobre los otros pescadores.  -"Ves aquel, ese tipo tiene mucha pesca encima", -"Mira aquel otro como prepara los anzuelos, hay que copiarle algunos secretos locales, porque ellos no te los dicen para que no le saques el pescado" Yo pensaba "El Atlantico es bastante grande debe haber suficiente pescado para todos, y ademas ¿Que secretos locales? ¿Que locales?, si estamos yendo a pescar al norte de Africa y por lo visto, vamos a llegar en media hora"

En el barco entrarían unos 60 tipos. Ese día, eramos un capitán, dos marineros y 20 almas mas.  Yo empece a marearme un poco, pero ese poco fue subiendo en intensidad. Nunca me mareo en los barcos pero este no era un barco mas, este era un ballenero loco de los que perseguían a Moby Dick.

Algún lector, mas acostumbrado al mar, quizás pensara que exagero y quizás lo haga, pero era mi percepción que por cierto ya era una percepción bastante  mareada a esa altura. Ademas la realidad era que yo no era el único, el capitán anuncio por parlante que si íbamos a vomitar, tuviéramos la amabilidad de hacerlo fuera de borda porque sino lo íbamos a tener que limpiar nosotros. Indudablemente no estábamos en Royal Caribbean. El capitán nos dejo el anuncio para posteriormente acelerar un poco mas el crucero del amor no correspondido.
Los otros pescadores, sacaron pañuelos y se los ataron a los ojos como vendas. De repente el barco se lleno de secuestrados. Parece que cuando quitas a la vista de la ecuación, el mareo disminuye. Yo imite y cerré los ojos fuerte como para película de terror estilo "Veo gente muerta". Bueno si, yo estaba muerto en realidad.  Ademas de la técnica venda secuestrado, el "Dramamine" se empezó a convidar abordo mas que los Sugus confitados en el cine. Mi viejo me ofreció y yo se lo rechace. Era la primera vez que me mareaba en un barco, pero sobre todo calcule que había desayunado muy liviano,  solo un café y una tostadita con manteca y mermelada de durazno. ¿Como iba  a vomitar si tenia el estomago casi vacío?.

Me equivoque.  Al rato empece a sentir que me había tragado al SAMBA dando vueltas junto con todo el Italpark, Madonna, la isla bonita y los Pet Shop Boys. Empece a experimentar esas arcadas que uno contiene en amague hasta mas no poder y que te dejan los músculos del cuello y la garganta hundidos en dolor. Los que no estábamos vendados nos mirábamos de reojo ¿Quien iba a ser el primer flojito?¿Con que cara entras de vuelta a la cabina después que todos te vieron colgando de la borda, derrière pa' arriba? De pronto, un moreno de campera brillosa, todo un señor diría, se paro con seriedad, camino hacia afuera y se desplomo sobre la borda cual un trapo de piso. Lanzo para clasificar a los próximos juegos Olímpicos. Una vez que él rompió el hielo del vomito, nadie lo juzgo, nadie pudo juzgarlo mejor dicho porque se sucedieron los vomitones. Horrible. 

Yo no vomite. Me aguante muy mal, sufriendo porque encima el movimiento de la nave estaba lejos de parar. ¡Por 8 horas no iba a parar!.Y no hay adonde ir para que no se mueva el piso. Mi viejo estaba bien, su segundo nombre era "Dramamine". Me dijo que tratara de dormir. ¿Dormir? ¿Como? Si en mi estomago, China atacaba a Kanchatka con toda la furia. Durmiendo estaba en mi cama a las cinco y media. Tuve la idea que quizás caminando se me pasaba. Yo tengo cada idea también.

Me pare y se me movió un poco la estantería estomacal. Di un paso, después di otro, después apure otro, después corrí otro y así acelerando sin parar, llegue a la borda y me pose como un pajarillo de la especie Vomiterus Barcustiae. ¿Que iba a vomitar si había desayunado liviano? Bueno eso, vomite liviano, un cafecito con una tostadita con manteca. Ahh y la mermelada de durazno también. Mientras vomitaba trataba de hacer memoria cuando, si es que alguna vez, había vomitado sin estar borracho. Les digo es mucho mas feo vomitar así, tan sobrio. es mucho mas real y sin diversión previa.

Volví a mi asiento y estaba un poco enojado con el Capitán. ¡Que pare de una vez el barco, por Dios!. ¿Adonde quería ir? Mi papa me dijo "¿Dramamine?" como quien te convida bombones. Pero ¿Quien sos? ¿El mayordomo de Benson and Hedges? Después me agrego -"Aguanta, que el tipo nos lleva adonde están los tiburones". Esas son las cosas que no entiendo de los pescadores ¿Como sabe el capitán donde están los tiburones? ¿Porque mi viejo esta bajo la creencia y la ilusión que el tipo sabe donde están?  Aunque pensándolo bien eso también es un clásico. Me acuerdo que cuando el Capitán Ahab buscaba a Moby Dick, yo pensaba "El océano es enorme ¿Como la va a encontrar?" Los pescadores son gente peligrosa, creo

Cuando finalmente el barco llego adonde "estaban los tiburones", todos se levantaron prontos a pescar. Casi todo el mundo en ese barco, vomito.  Mi viejo no. Ya detenidos, mas nunca jamas quietos, los otros pasajeros de la pesadilla pasaron juntando 10 mangos por cabeza para hacer una vaquita, una polla. Quien sacara el pez mas pesado se llevaba en pozo y ademas podía volver gratis otro dia. Yo, otro día, prefería estar en Afganistan viviendo en una cueva con los Talibanes. Mi viejo estaba definitivamente en Disneylandia, pesca mas competencia mas pozo tipo casino...mas Dramamine.
Deuxieme position x 2

Salimos a pescar y era una lucha, primero moverse era como caminar en el SAMBA mas largo del mundo. De pronto picaba... un tiburón o un cazón que aunque de porte chico a mediano igual luchaba mucho y te paseaba por una cubierta que no dejaba de moverse subiendo y bajando en un marco de horizonte flexible. Para quedarse un poco quieto había que abrir las piernas y trabarlas en donde uno pudiera. En términos de ballet fueron 8 horitas de Deuxième position y mas o menos unos 1430 Demi-plies.

Al rato de estar pescando, tuve la idea de cortar carnada. Bajar la vista y percibir el fuerte olor de la carnada, me dio nauseas importantes y otra vez termine colgado de la borda de cara al mar. Me preguntaba que estaría vomitando, si ya el desayuno había quedado a varias millas nauticas atras. Ademas pensaba si esa vomitada contaba como una segunda o si era una anexa de la primera. ¿Cual sera el tiempo entre vómitos para decir "Vomite dos veces"? Acá pasaron como 2 horas, creo que califica como una segunda. Terrible.

De pronto pasadas las 4 de la tarde, las olas se pusieron mas grandes y empezaron a entrar un poco a cubierta. El cielo se nublo también y empezó a lloviznar. El viento siempre estuvo. Yo no sabia si el Capitán estaba esperando a Moby Dick, Godzilla o a un iceberg que terminara nuestro sufrimiento pero salvo 5 o 6 pescadores dementes, entre los que estaba mi señor padre, que seguían pescando, todos estabamos rendidos dentro de la cabina. 
Un desafortunado señor mayor se descompuso muy mal y nadie lo asistia. ¡El crucero del desamor! Lo dejaban morir de ser necesario. Yo, al menos lo miraba pero el resto de la tripulación seguía em sus cosas como si el hombre fuera invisible. El pobre tipo yacia inerte, desmayado y con una linea de baba que le colgaba. Mirarlo ya era mucho. Ademas yo tenia mis propios problemas. Mi padre, El Baron del Dramamine, se acerco para asistirlo. Saco un pastillero que siempre lleva encima y le dio muchas pastillas de distintos colores. Mientras el hombre las tomaba, mi viejo le decia para que eran. Le dio, Paracetamol, Ibuprofeno, Alplax, Sertal, Dioxaflex,Viagra, Pastillas para la diabetes, Ratisalil, un palito de la selva, un Fruti-Fru de Anana y por supuesto Dramamine. Que desesperado hay que estar para tomarte varios medicamentos desconocidos que te suministra un extraño pescador loco en alta mar. Yo miraba todo y como no tenia nada que hacer y estaba medio aburrido, aproveche y vomite de vuelta. Si, la tercera. Esta vez en el baldecito de la carnada. Lamentable. 

Ya me había puesto un poco místico con el delirio marítimo. Abrazado al balde con mi tercer vomito y totalmente debilitado, apenas pensaba "Señor, en mi barca no hay oro, ni espada hay Dramamine"  y asi, acurrucado en mi asiento de colectivo y con la gorra tapándome la cara, me dormí en una siesta que se pareció mucho a un desmayo leve aunque nadie lo noto. Ojo, yo era simplemente uno mas.

Me desperto el capitán por parlante con mas buenas noticias -"A estribor viene una ola muy grande, agarrense fuerte" Es como si te despiertan con la picana eléctrica. Preocupado mire a estribor y vi la ola que se venia, una módica montaña agua que calcule en unos 5 metros avanzando hacia nosotros. Las tragedias no pasan hasta que pasan, ¿No?. La ves venir y no hay nada que hacer. La ola nos sacudio lindo, entrando en cubierta e inclinando el barco peligrosamente, diría. Después de que la ola nos paso por abajo, inmediatamente el Capitán anuncio que volviamos a puerto. El día ¿de pesca? había terminado. Mas tarde en tierra firme el capitán comento que igual él siempre estuvo tranquilo porque hacían falta olas mas grandes para dar vuelta ese barco. Si el barco se hundia, a falta de caja negra estaba este videito que aclara todo:


Ya en el puerto, empece a recuperarme. Mientras le limpiaban el pescado a mi viejo, me senté en un banco de madera. Era raro que el suelo no se moviera bajo mis pies. Yo había pescado algo para poner en mi blog y mi viejo, ademas del pescado, tenia una nueva historia de pescadores que contar y que espero cuenten mis descendientes, recordando aquella vez cuando, el abuelo y el bisabuelo valientes desafiaron al mar para pescar tiburones asesinos y bestias marinas a las afueras de Daytona Beach. Yo espero que con el tiempo la ola crezca, mínimo unos 3 metros, que el pescado sacado sea mas grande y feroz, que el Dramamine en mi sangre sea el mínimo dosaje y que mi participación haya tenido algún tinte heroico, quizás  vomitando una sola vez y poco.

Todo termino bien, pensé, no como en Moby Dick. Aquella historia de algún febrero de mi infancia donde el Capitán Ahab, en su locura llevaba a la muerte  a bravos navegantes, a arponeros oscuros y a simples marinos que habrían de morir igual. "Moby Dick" esta relatado en primera persona por un marino que aborda el barco ballenero del Capitán Ahab y que para cuando se da cuenta de que iba la cosa, ya era tarde para bajarse. Era morir por la ley de Moby Dick o por la del inefable Capitán Ahab, pero era morir al fin. Recuerdo que me impresionaba y a la vez me daba pavor pensar en esos marinos, en esos pobres diablos arrastrados a la locura enceguecida del Capitán Ahab que en su afán de venganza perseguía sin reparos y a mar abierto a una ballena gigante e impiadosa.

Y veían la ballena blanca, se subían a los botes como locos y la perseguían remando entre olas que parecían dientes dispuestos a tragárselos. Y yo me comía unas galletitas "Rumba" mientras Moby Dick del otro lado de las paginas se merendaba uno a uno a los personajes de mi libro. Ese verano crecí un poco. Cuando devolví el libro al lugar donde aun hoy esta, había terminado mi primera novela "de grandes". Justamente en ese sentido, jure y perjure que cuando fuera grande no iba a ser en un ballenero del siglo XIX. Lo que yo no sabia entonces era que uno no puede escapar de su destino y que los días que mi viejo me dice -"Vamos a pescar", son días en los que creo que soy el hijo del Capitán Ahab.

Saturday, January 21, 2012

Morir puerta a puerta

Hace poco alguien me dijo que uno se da cuenta que una ciudad lo ha adoptado cuando uno a esa ciudad la vive. Lo que no me dijo ese alguien es que se entiende por"vivir una ciudad". El concepto entonces, se ahoga en el campo de la filosofía. Se vuelve ineficaz. Se pierde en la borrosa generalidad y en la vaguedad misma de la definición del termino "vivir", que es y sera siempre distinto para todos.

Lo sabemos, vivir es mucho mas que respirar, ¿Lo sabemos?. Ahora ¿Que seria vivir una ciudad? Para mi y siempre para mi,  es entenderla, es intuirla, es saber escucharla, es, sin preguntar, conocer adonde va su gente y de donde viene, es conocer los colores de sus cielos y el brillo de sus estrellas, es darse cuenta cuanto falta para que llueva mirando la intensidad con la que una brisa empieza a acariciar las hojas de un árbol como un preludio hermoso a una precipitación que lo encontrara a uno, vivo .

Si lo sacamos del contexto de lo que importa, alguien te dira que vivir una ciudad es saber donde ir a comer o donde conseguir los mejores precios en tal o cual producto. Demasiado terrenal para ser cierto. Ahora, si debiera buscar un parámetro objetivo, algo que se pueda tocar, creo que lo mediría, con el riesgo natural de lo falible, en las celebraciones de la vida y de la muerte, que a veces son las mismas. 

Yo me empece a sentir un adoptado de esta ciudad, cuando recibi invitaciones a bautismos y casamientos o también, ¿Por que no?, cuando me pasaron la dirección de un velorio. Me paso igual cuando compre un ramo de flores para visitar a una amiga parturienta en un hospital o cuando fui al mismo hospital a ver morir a alguien. Me sentí un tipo de aca cuando dije aquí, aquí estoy para emborracharme contigo en tu despedida de soltero o contigo, que en ese viaje en vez de estar de ida estas de vuelta, pateando un divorcio tan fresco como triste. 

Quiero pensar que cuando no participas de esos eventos porque viniste a la ciudad especialmente para ellos es porque uno conoce gente y conoce vida, es porque la ciudad te atrapo. Es porque la estas viviendo.

Como dije, celebraciones de vida pero también de amor, de locura y de muerte para recordar a Horacio Quiroga. Y me voy a detener en las de muerte porque asi estoy hoy y es lo que tengo ganas de contarles. Algún día contare la vida, hoy la muerte. Advierto.

La muerte siempre tiene un protagonista, el muerto. Palabra de sonido duro que maquillamos con el tenue "fallecido" o el mas pintoresco "finado" como si ignoráramos o quisiéramos ignorar que todos somos uno. Yo voy a llamarlo por su nombre, el muerto. 

Uno vive la muerte una sola vez y siempre en carne propia. Pero se contacta con ella muchas veces, le llega hasta su lúgubre umbral y se queda del lado del zaguán esperando siempre que no lo inviten a pasar. Y en ese contacto se mide perfecto eso de vivir una ciudad. Para ilustrarlo, al tiempo de llegar aqui fui a algunos funerales donde no conocía al muerto sino al deudo, con el correr del tiempo me toco también conocer al muerto y llego el día  donde no solo conocía al muerto sino que era responsable por él. Cuando te toca disponer de un cadáver, tramitar sus documentos y organizar un rito mortuorio en una ciudad que no es la tuya es cuando te preguntas si realmente no es la tuya, aunque mas no sea por adopción. Es como que la ciudad te dice "Creo que ya me conoces lo suficiente, te gustan mis cales, bueno aguantate mis arenas y hacete cargo del muerto"

Se imaginaran que si esta historia tiene algo para ser contado es porque hacerme cargo del muerto en mi caso fue no solo literal sino bastante bizarro. Y empezó como muchas historias de muerte, por el final, de la vida no de la historia. 

Sono un celular a las 4 de la mañana de un caluroso sábado de Mayo, dormía desde las 2, me había quedado medio desvelado conversando de la vida y tomando algo con un amigo que ahora atendía el teléfono. Mientras despertaba, sabia los augurios que traía ese llamado. Es que a las 11 cuando llagamos a mi casa veníamos del hospital, en realidad veníamos de días y noches de hospital, días terribles. Rodolfo, el tano, el papa de mi amigo, se estaba muriendo. Nos habían avisado que de tantas noches de risa y aventuras que el tano nos había dado, esa iba a ser la ultima sin risas y sin mas aventuras que la que él iba a emprender. De ahí el desvelo, de ahí las conversaciones sobre la vida. Nos pasa a todos.

Corrimos al hospital y llegamos al momento justo y triste donde el dormir de días del tano se transformaba en eterno. Solos, en un hospital que a  media luz se volvía funesto, escuchando beeps en maquinas que se iban apagando como la vida. Solos, mi amigo, el tano, la muerte y yo. Ahí es cuando te das cuenta que tu amigo es mucho mas que un amigo y que el tano es mucho mas que el papa de él. Ahí es cuando uno es familia. Cuando finalmente paso, lo abrazamos, rezamos y nos fuimos, otra no había. La vida se había vuelto muerte.

Al mediodía siguiente, nos volvió a despertar el celular de las malas noticias como un deja vu cruel y vivido. Nos llamaban del hospital para preguntarnos que íbamos a hacer con el cuerpo. Mi amigo pidió unos minutos y cuando corto me dijo -"Che, ¿Que vamos a hacer con mi viejo?" Ahí me di cuenta que yo tenia opinión. En realidad, mi amigo sabia que hacer por sus creencias y por voluntad del mismo tano, lo que mi amigo, viviendo en Argentina, no sabia era la logística de como hacerlo. Ahí se recostaba un poco en mi como en alguien local. Yo tampoco sabia.

Mientras preparaba un café, mi amigo me dijo que el cuerpo se cremaba y se trasladaba a Argentina donde las cenizas serian esparcidas, post misa con la familia, en Recoleta. Motivos para eso sobraban. 

Había que cremar un cuerpo entonces, ese sábado, en Miami, nos tocaba cremar un cuerpo. El tema es que nosotros no necesitábamos ritos, ni ceremonias, ni protocolos. No queríamos tules, ni cajas bonitas. No por falta de amor o sentimientos. Eso sobraba. Tampoco era falta de dinero, eso no sobra pero se consigue. Creo que era mas por la certeza que una caja bonita poco y nada tiene que ver con el sentimiento.

Necesitábamos entonces un crematorio, un simple y pragmático crematorio.  Enumeraba al menos 3 motivos muy validos para la ausencia de formalismos y rituales. Uno, mi amigo no tiene creencia mas que la de que somos algo mucho grande que un envase. Dos, los ritos mortuorios son para los vivos y siendo el tano un hombre de largos años, amigos vivos en esta ciudad eramos pocos y tres, el tano entre borracheras se canso de comentarme los velorios de sus amigos y de decirne que la gente "va ahí a pasar un momento y uno esta ahí acostado con cara "di morto"" seguido esto de una imitacion de la cara "Di morto" Nunca me aclaro ¿Que momento va a pasar la gente a un velorio? Sino es un momento horrible. Y como hace uno si esta "morto" para poner otra cara que no sea la de "morto". Resumidas cuentas, cafe de por medio evaluamos que si velábamos al tano con ceremonial, ibamos a tener que pagarle la cerveza por toda la eternidad. Demasiado.

Como en cualquier lugar del mundo, funerarias hay muchas, crematorios hay pocos. Su actividad esta mucho mas restringida y controlada. Básicamente un crematorio hace desaparecer un cuerpo sin rastro alguno. Siempre me pregunte como la mafia no tenia un crematorio que les deba favores de esos que no se pueden rechazar. Vieron que siempre los mafiosos, terminaban metiéndose en líos para deshacerse de los cuerpos. Siempre amigos jueces, nunca crematorios.

Después de buscar un rato, contratamos los servicios de un crematorio que aparecía como la mejor opción. Cuando fui a faxear los primeros papeles, note que el crematorio quedaba en Davenport. Mi amigo no tenia ni idea donde era Davenport. Le dije que seguramente había un malentendido, que había que cambiar de crematorio, Davenport queda a 350 kilómetros de Miami. Era una locura. Es como que alguien se muera en Buenos Aires y lo mandes a cremar a Mar del Plata y de vuelta a Baires. Piénsenlo.

Llamamos a Davenport para comprobar si ellos habían entendido que tenian que retirar el cuerpo de un hospital en Miami ¡A 350 kms!. Nos dijeron que habían entendido bien y que ellos, dada la densidad poblacional de Miami, ofrecían un servicio de larga distancia. ¿Crematorio con Servicio de larga distancia? -"Oh, si, negocios son negocios" me dijo el tipo del crematorio. Parece ser que según los manuales de estrategia de negocios y estudios de mercado del fallecido si vos tenes un crematorio en un pueblito en el centro de la Florida y no tenes suficiente "negocio" para crecer tenes que 1- envenenar el agua o 2-mandar un tipo en algún vehículo, que no quiero imaginar, una vez por semana a Miami a buscar algunos muertos de la gran ciudad y llevarlos 350 kilómetros a cremar. Ahora quéjense de sus trabajos. Atrévanse.

Me quede pensando que un crematorio que se rige por algún manual estilo "Crematory Business Techniques", "¿Quien se ha llevado mi cuerpo?" o "Los siete hábitos del cremador altamente efectivo" debía ser serio. Y entonces cerramos trato y así se llevaron al tano...a Davenport. 

Cuando todo estuvo listo, documentos y todo, necesitábamos las cenizas porque mi amigo tenia una fecha de vuelo a la Argentina. Llamamos al crematorio y el tipo nos dijo que no tenia transporte a Miami en esos dias, que le diera mi direccion y me mandaba las cenizas por correo.-"Flaco, ¿vos me estas cargando?" -"No, lo usamos mucho, el correo funciona muy bien, es puerta a puerta" me dijo el tipo muy tranquilo.  "Seguramente atras de esto habra otro manual de costos efectivos", pense. Confieso que me senti un poco raro preguntando si me podia mandar los restos mortales por un courier privado estilo Fedex. Piensen un minuto lo que estaba diciendo. El tipo me dijo que lo mejor era usar el correo americano común. Termine aceptando que el servicio de correo suele ser muy bueno.¡Dios se apiade de mi alma y me la devuelva por UPS!



Le dije a mi amigo sobre la posibilidad, o para decirlo mejor ¿Como se lo decia a mi amigo? Claramente soy el peor organizador de funerales de todos los tiempos. Mi amigo, nunca sorprendido por el sistema de este país, acepto el ofrecimiento y 4 días después la recepcionista de mi oficina me llamo para decirme que en recepción había un paquete para mi y que era personal, tenia que firmar el recibo. 

Coche Funebre
La chica de recepción agarraba la caja, la sacudía levemente y me decía -"¿Y ahora que te compraste? ¿Un DVD?" .-"Nada, deja eso que son las cenizas de mi Tío" La chica se puso pálida y me dijo que era un bárbaro. De barbaridad absoluta, agregaría. Mientras acusaba recibo con aviso de retorno ¡Al crematorio!. El cartero, me dijo que era un servicio especial del correo americano para transportar restos humanos. Me dijo que siendo Estados Unidos un pais muy federal que hay familias que viven en diferentes estados y se pasan las cenizas de sus seres queridos.  -" Che, te mando unos meses a la abuela, ¿No me mandas al tío hasta la Navidad?"  Por lo visto uno nunca deja de viajar en este país.

Llegue a mi casa cargando el paquete postal con la cenizas y se lo di a mi amigo, que mientras acariciaba la caja de correo conteniendo los restos de su padre, me dijo "Ves, esto te pasa cuando te morís en este país"  Unos pocos días despues pasando por la aduana Argentina, un oficial detecto por los rayos una caja conteniendo un polvo raro. Se imaginan que no esta permitido llevar cenizas humanas en un bolso de mano. ¿Gran escándalo? ¿Policía aeroportuaria? Nah, hubo que coimearlo, 50  mangos. 

Bueno a la frase de mi amigo "Esto pasa cuando te morís en este país", yo agregaría "y cuando te agarra la aduana argentina" Fueron $ 50 mangos para poder decir "De polvo venimos y al polvo vamos, previo a ser tratado como un Ipad de contrabando" Horrible.

Asi, que ya saben, les deseo a todos una larga vida pero sepan que si la muerte los sorprendiera en esta ciudad, cuentan todos con los inefables servicios de este ciudadano adoptivo, experto en cremaciones de larga distancia. Tengan a bien no caer en mis manos.

Bueno y ahora los dejo, me voy a poner en mi testamento como ultima voluntad que quiero correo express o priority con entrega puerta a puerta, a lo sumo en dos dias.

Ojo, si quieren seguir leyendo o mirando, vean que a veces que como decía el bueno de Tu-Sam "Puede fallar"

Friday, April 29, 2011

En el nombre del Mito

“Anda a cantarle a Gardel” se atajo el argentino en plena “Pequeña Habana”.  Y en una mesa cercana del lugar y sin que él lo supiera, la frase disparaba mis pensamientos casi de manera instantánea e imparable.
Mientras tomaba los últimos sorbos de mi café pensaba y no dejaba de pensar. No en el argentino, ni en los cubanos, sino en Gardel. Pensaba en que vaya manera la de entrar en la inmortalidad la que tuvo el zorzal criollo, ¿A quien alguna vez no lo mandaron a cantarle al buen Charles Gardes? ¿Cuántas veces alguien en algún lado invoca su nombre para mandarle cantores? ¿Una vez por día? ¿Una por semana?  Alguien, no sé, pregunto, cualquiera en cualquier lado. Porque creo que desde 1935, deben haber sido muchas veces, y contando. También imagino que si bien la frase debe ser natural de la Argentina y en particular de la ciudad porteña de su único querer; visto y oído estaba que no podía descartar por ejemplo, a la “Pequeña Habana”, que quizás obre como la muestra-botón para ese cualquier lugar donde una tarde cualquiera, alguien cualquiera se acuerde de mandar a otro cualquiera a entonarle unas estrofas al morocho del Abasto. ¿A cuanto queda la “Pequeña Habana” del “Abasto”? llego a preguntarme mientras alcanzo con la vista el fondo de mi taza.
Zorzal
Y sigo volando. Entre tantas versiones libres de la vida después de la vida que nos han contado la religión, la literatura y el cine, yo me imagino una un tanto particular. Creo que si hubiera que re-escribir el Dante no se podría dejar fuera de los 9 anillos al infierno, la etapa “Cantarle a Gardel”. No sé, ubíquenla donde ustedes quieran, antes o después del Purgatorio, da lo mismo. Creo que a esta altura en algún punto, todos vamos a terminar algún día cantándole al buen Gardel en una especie de casting celestial. Lo veo a Gardel sentado cual jurado de reality show de talentos estilo “American Idol” u “Operación triunfo”. ¿Será esa la condena que pague el zorzal en precio por ser nombrado eternamente? Me sigo preguntando no sin antes representarme en mi mente una fila interminable de personas vocalizando, esperando pasar para cantar ¿Qué le cantarías a Gardel si lo tuvieras adelante? Pensalo, elegí bien el tema y empeza ya a practicar, tenes toda una vida de ventaja. Y ni preguntes, si, si, vos también estas en la cola.

Y ahí nomás, me dejo llevar en mis ideas,voy de Gardel a los argentinos y de ahí a su hablar diario, a su decir repleto de personajes cuasi mitológicos, por decirlo de alguna manera.

Wednesday, April 6, 2011

Anda a cantarle al Polo Montañez


 Era un día de semana por la tarde, creo que un martes. Tenia un rato para escribir y si bien me sentía inspirado para hacerlo, aun no sabia cual de los varios temas que me había propuesto abordar vería caer ese día en letras sobre un papel.
Compre un café y me senté con mis cuadernos en una mesa del “Versailles”, una histórica cafetería de la calle ocho, territorio cubano por excelencia y pleno corazón de “Little Havana”. Entrar al lugar es de repente estar en otra parte y en otra época.  Al “Versailles” le sobra ese no sé que tan esencial. Para mi, por ejemplo, el tan mentado café “Starbucks”, con sus infalibles técnicas de mercadeo y su multiplicidad de locales, no logra en su todo artificial, lo que el “Versailles” ofrece por naturaleza y con la amabilidad de otros tiempos. “Versailles” es ese lugar  donde los cubanos se mezclan y se juntan. Mirándolos andar un poco y con el suficiente aire de esta ciudad pasado por los pulmones es fácil reconocerlos. Están los recién llegados que aun caminan mascando duro el trago de un exilio que aguantan con y como pueden; y también están los otros, los que antes fueron aquellos y que ya se hicieron la América por decirlo de alguna forma. Generalmente de ideas republicanas y conservadoras, suelen ser profesionales o dueños de algún buen negocio. Se los ve fácil, buenos autos, buena ropa, billete rápido, gafas de sol,  cigarro o a su decir “Un Tabaco” en mano y siempre algo de oro adornando dedos, cuellos o porque no bocas, si, si, las mismas que cuando ríen, se ven brillando. Pienso en ese estereotipo pero también  en el tipo que pasa por delante de mis ojos, no encuentro diferencias.

Cerca de mi mesa hay una mesa que nunca queda vacía, es la mesa de Domino que no es una mesa improvisada para jugar, no, no, es una mesa especialmente preparada con relieves para apoyar las fichas a la espera de la suerte. Hay 4 tipos jugando en parejas y otros 4 o 5 parados alrededor esperando su turno. La mesa es itinerante, tiene vida, se van dos y llegan dos nuevos. Si me apuran, creo que apuestan algo, son de esas cosas no muy evidentes pero tampoco demasiado secretas. Todos visten de claro y mayoritariamente usan guayaberas, esas camisas de hilo con 4 bolsillos adelante. Todos se conocen, quizás lleven años golpeando fichas de domino sobre la misma mesa de cerámica.

Sunday, December 19, 2010

Episodio IV - Beach Boys, La Redención

A medida que iba avanzando por el camino, mis ojos ansiosos se adelantaban al andar del chevy y escudriñaban el horizonte en busca del cartel indicado, “Holiday Isles–Resort & Marina”. Inmediatamente que lo divise, lo recordé de mi viaje de ida. Era imposible no haberlo visto, no solo por su gran tamaño y su disposición vertical que cortaba perfectamente la linealidad del paisaje sino porque ademas tiene una parte electrónica que logra con éxito llamar la atención de los pasantes. 

Esta vez, a diferencia de lo hecho mas temprano, pare en la entrada y lo leí bien. Despertaba mi curiosidad de manera superlativa la mala disposición de la información que a mi criterio de hombre comun transmitía o mas aun intentaba vanamente trasmitir el cartel. Se anunciaban actividades de pesca y buceo en letras fijas. La unica mencion a algun bar era una parte en donde rezaba “Tiki Bar”, lo cual en realidad es no decir nada porque Tiki Bar no es un nombre de un bar es un tipo de bar. Tiki Bar es un concepto de bar iniciado de la polinesia y copiado por el caribe utilizado para anunciar un bar donde se sirven tragos y cócteles frutales de alta graduación alcoholica, generalmente con acceso o vista al mar, en un ambiente bien abierto y con techo de paja. Si tienen alguna duda de mis dichos, me pueden contactar y los invito a leer mi tesis doctoral “Tiki Bares, toda la verdad” Usualmente como Tiki bar es un tipo o clase de bar se lo acompaña con el nombre de la region en donde esta ubicado o algun otro nombre distintivo. Por ejemplo, ahora que esta de moda y por decision del congreso de la nacion, se viene “Tiki Bar Nestor” abriendo en Base Marambio, vista al hielo, lindisimo.

Pero volviendo al cartel, Imagine que Kokomo y los otros bares estarian anunciados en la parte electronica asi que me quede alli siguiendo la secuencia digital del cartel y nada, paso completa y nada. Para peor el cartel paso en su secuencia la poco amigable información de “No hay vacantes”. Es llamativo que en el único acceso terrestre a la playa de los 6 bares solo se publicite un solo bar y mal, sin siquiera hacer mención a Kokomo que tiene prensa y fama propia ni a ninguno de sus bares hermanos.

Thursday, November 18, 2010

Episodio III- La historia Beach Boy que no miramos

Al entrar al “Huracan” note que aunque afuera el sol brillaba, adentro las penumbras habían ganado terreno de manera intencional. Las coloridas luces de neon auspiciando marcas de cerveza lucian mejor así y contrastaban bastante con la luz natural y resplandeciente que me había acompañado todo el día. Habiéndose adaptado mis ojos a esa oscuridad artificial pude apreciar mejor el lugar. Los parroquianos ocupaban mayoritariamente la barra y sectores periféricos a la misma. El lugar, calcule, estaba ocupado al 20 por ciento de su capacidad. La música que sonaba era una versión country de “Piano Man” popularizada en los 70 por Billy Joel. El lugar contaba con un escenario con instrumentos, ahora en reposo. No era esperable que a las 2 de la tarde y con esas pocas personas tuvieran una banda en vivo. Por los instrumentos, además del entorno, uno podía asegurar que la banda local era una de rock o música country. Un banjo y una armónica prolijamente apoyada sobre un teclado delataban el género musical reinante. El escenario, observe, no tenía ningún tipo de protección para agresiones como ser la típica rejita que sirve para que botellas arrojadas desde un auditorio exigente queden enredadas y los músicos puedan desarrollar su arte con la tranquilidad natural de que un contundente mosquitero los separa de una turba iracunda y probablemente borracha que quiere lincharlos porque no tocaron ‘Bizarre Love triangle”, “Footloose” o alguna de Reo Speedwagon.

Mirando la estructura edilicia, rápidamente uno se daba cuenta como era la distribución de los ambientes en otro tiempo, cuando el lugar era una posada. Ahora hay mesas por todos lados incluso en un bonito jardín de la parte trasera. Recorrí un poco antes de sentarme, mire unas fotos que están atornilladas a las paredes. Y esto no es una forma de decir, es literal, el lugar es todo de madera del piso al techo y sus paredes están prolijamente decoradas con cientos de fotos que están sujetas a la pared con tornillos. Hay fotos de pescadores, de equipos deportivos, de diferentes destrozos ocasionados por los huracanes y de famosos in situ (Después de Dios, creo que Mick Jagger es quien estuvo en más lados). 


Viendo esas fotos se refresco en mi memoria otra característica típica del lugar. Sucede que cuando hay alguna amenaza de huracán, los cayos son de los primeros lugares en ser evacuados. Imagínense estar en una islita cruzada en el paso de un huracán del tamaño del golfo de México. Incluso aunque no estés en el camino proyectado del huracán, si la tormenta vira repentinamente y se te viene encima. Hay una sola ruta terrestre de salida con el mar a ambos lados. Para cuando viro, no hay tiempo de escapar, la isla se inunda, el viento te vuela todo y con un poco de suerte a la mañana siguiente encuentres un yate de mediano porte estacionado al ladito de la mesita de luz.

Wednesday, October 6, 2010

Episodio II - La Venganza de los Beach Boys

Y llego por fin, espero no defraudar las expectativas seguramente ya dañadas por el paso del tiempo desde la primera parte. En su defecto y para la concatenación narrativa se recomienda consultar a su medico y/o leer el post anterior. Ahí va…

Serian cerca de las 9.30 de la mañana cuando hice una parada, la primera del día y la última en Estados Unidos continental. Mi propósito era abastecerme de combustible o como se le llama por estas latitudes “gasolina”. Conocía mi camino y sabia que mas adelante no abundaban las estaciones de servicio o como obviamente se les dice por aquí, las gasolineras. La esquina indicaba el cruce de la US1 con la 284. Desde mi guarida venia, aunque subiendo en la numeración callejera, bajando al sur.

Digamos que hasta la calle 200, el camino puede decirse familiar ya que es un punto hasta donde dado el caso podes allegarte un domingo cualquiera con alguna excusa fácil como ser un descuento en algo que no necesitas. Más allá de la 200, ya el paisaje cambia, se vuelve más agreste, más salvaje, más exótico diría: Burger Kings en los que nunca comiste, City Banks adonde nunca sacaste dinero, Starbucks donde nunca tomaste un café ¡WallMarts en donde nunca compraste algo que no necesitas!

Como es natural, el nuevo paisaje dispara la curiosidad propia del misterio, de las nuevas experiencias, de lo inexplorado. -“¿Qué venderán en ese lugar con una M amarilla enorme en la puerta?” -“Mejor, paro y me fijo”.

Pague por mi combustible y retome el rumbo dejando atrás la localidad de Florida City, último bastión de continentalidad estadounidense. A partir de ese punto: los cayos. Y en especial en uno de ellos mi obsesión mañanera de ese día, mi remanso paradisíaco y mi cura para el stress cotidiano: KOKOMO. Un lugar cuya existencia estaba fundamentalmente garantizada por mi corazón, mi inconsciente televisivo, Tom Cruise, Platon y una canción de los Beach Boys.

Puse a todo volumen Credence Clearwater Revival, la música rutera por excelencia, la música para todo camino de la dama y bolsillo del caballero, la música que de ser usada por la NASA, ya hubiera llevado humanidad a Marte, ida y vuelta, ida y vuelta 3 veces. No hace falta ser un científico para darse cuenta. Todos lo sabemos. Claramente lo que falla en los cohetes es el stereo ¡Mucho doctorado en Física cuantica, nada de Rock n’ Roll! Dame a mi, un toque el Discovery con Creedence sonando al taco y vas a ver donde te lo pongo ¡Lucas Caminacielo, papa! ¡Te lo estaciono en un anillo de Saturno en 3 maniobras sin usar los espejos! ¡Te conquisto la galaxia mientras me sirvo Clerico del frigobar! Porque, me imagino que el Discovery debe tener frigobar ¿No?

¿Soy yo o el guitarrista de Creedence es el emperador Carlos Saul I de Anillaco? Pensaron alguna vez que es como el Voldemort argento, le tenemos tanto miedo que ni lo nombramos




























Para quienes no estén muy familiarizados con el concepto geográfico de los cayos y sin ser quien escribe un erudito en la materia, me voy a animar a decir que al sur del estado de la Florida sobre la entrada del Golfo de México hay una cadena de islas que forman los turísticamente conocidos “Cayos de la Florida”. Las principales islas o cayos están unidos por puentes, uno de ellos, quizás el mas famoso, es el puente de 7 millas, recordado por la escena de la limousine en la película “Mentiras Verdaderas” de Arnold, el Governator. Bueno, por el primero de esos puentes iba yo con mi chevy.


Además de los cayos grandes, hay varios otros mas pequeños a los que solo se accede por agua. El camino por tierra es absolutamente lineal y no hay muchas posibilidades de perderse. Básicamente es una ruta con mar a ambos lados. Hay veces que el mar esta ahí nomás de la ruta y hay otras veces que la geografía permite hoteles, playas, viviendas, comercios, nuevos Burger Kings, nuevos Citybanks, nuevos Starbucks, nuevos lugares misteriosos con “M”s amarillas gigantes en la puerta. -“Mejor, paro y me fijo”


Ojo, de cualquier forma, ese ensanchamiento circunstancial de los cayos tampoco es gran cosa, no se vayan a creer, las islas grandes en realidad no son tal cosa.

Mientras manejaba, miraba muy atento a diestra y siniestra; y pensaba en positivo “A mas chico el cayo mas fácil será encontrar Kokomo”, “No hay rutas alternativas, no se me puede escapar”.
De la existencia de Kokomo ni siquiera me permitía dudar. No estaba haciendo ese viaje porque si, estaba peregrinando, estaba haciendo mi camino de Santiago. Buscaba una experiencia religiosa y además una playa, tragos locos y de ser posible un par de chicas en bikini. -“Dios mío, ¡Dámelo todo! Señor ¡Lo merezco!”.
Kokomo, presumía, es como todas las cosas místicas, se empieza por tener fe. Hay que creer sin preguntar y sin esperar nada a cambio, bueno quizás algo si esperaba: ¿Vieron, esa salsita amarilla que le pones a las papas en el lugar de la M gigante? Eso no me venia nada mal. -“Dios mío, ¡Dámelo todo! ¡Dámelo ya! No soy digno de que entres en mi casa, buscate un hotel”

La mañana se me había escapado entre los dedos, la tarde en cambio, se abría en toda su naturaleza definiéndose en sus primeros instantes como un agradable y soleado tiempo vespertino cuya única amenaza era algún nubarrón tan lejano como pasajero. De Kokomo, ni noticias. Pare el chevy varias veces buscando pistas, me entusiasme ante algún bar o parador playero con un nombre ilegiblemente indicado en un cartel deleble y maltratado por el clima. También pregunte a propios y extraños solo para recibir en contraposición la repregunta típica -“¿Cuál? ¿El de la canción?”, seguido de muchos -“No existe”, acompañado generalmente de alguna pobre entonación del clásico ochentoso. La gente que no me decía “Chau” y se alejaba cantando era siempre la que mas me preocupaba.

La totalidad de “Key Largo”, “Isla Morada” y “Maratón” habían sido recorridas y obviamente escrutadas por completo. El Chevy no detenía su marcha al sur y solo me quedaba la última isla, “Key West”, también llamada por la cubanada amiga “Cayo Hueso”.

Siendo cerca de la 1 de la tarde y después de pasar por una majestuosa costanera el chevy llego al final, literalmente al final. No había mas tierra por recorrer, el punto mas al sur de los Estados Unidos, después de ahí, Cuba.
Aquello de “caminante no hay caminos…” es muy poético pero en mi caso además resultaba ser estrictamente cierto porque salvo que el chevy fuera anfibio para hacer camino al andar y cruzar el estrecho de la Florida, mi camino y mi aventura que hasta hacia minutos iban de la mano estaban ahora terminados por completo en un prolijo y pintoresco mojon que indicaba el suceso de tener a Cuba a solo 90 millas.
Parezco contento pero en realidad es la imagen de la derrota, de la desolacion total
“90 millas del capitalismo al comunismo” pensé haciendo mi reflexión histórico-política, sentado ahí, admirando la magnificencia enmudecedora del paisaje y comiéndome unas papitas fritas frías del lugar de la M gigante que tan amablemente me brinda el sistema capitalista y que presumo a 90 millas, no se consiguen.

90 millas entre la revolución y los demócratas, entre Mickey Mouse y Granma, 90 millas, nada más ni nada menos. Millas que son la esperanza de algún balsero y la muerte en el mar de otros tantos. Millas de agua calida otrora congelada por la guerra fria, 90 millas entre Lenin y Lincoln, diría el ladri de Arjona. Yo ya conocía el lugar y cuando voy, me siento un rato ahí frente al mar y siempre pienso lo mismo, incluso la parte del ladri de Arjona. Sin embargo esa tarde ese mojon no era mi objetivo viajero. De Kokomo, nada amigos. Derrota, absoluta derrota.


Hacer 250 millas buscando un lugar que no existe, salvo en una película ochentosa de Tom Cruise, solo porque te lo dijeron los Beach Boys en sueños después de una película de nazis y Telly Savalas y basando casi todas las decisiones del día en analogias con Platon y la Atlántida para terminar con una reflexión político-histórica comiendo papas fritas frías de lugar de la M gigante son esas pocas situaciones donde uno quisiera tener a mano una novia que te diga que esto fue una locura y que uno es un inmaduro que no sienta cabeza nunca mas.

Podría haberme ido a alguna playa a ahogar penas. Pero no, defraudado por todo y todos emprendí mi triste regreso a casa. Estaba solo a un tema de Lerner de tirarme de un puente con chevy y todo. Me esperaban largas millas de amargura absoluta.


Una hora después y ya promediando mi regreso con la longitud del cayo Maratón pase con el chevy por la puerta de un bar. Se llamaba “The Hurricane” o “El Huracán”  y como casi todo, estaba al costado de la ruta. No se porque me llamo la atención pero de cualquier forma no pare, solo lo pase de corrido y a velocidad rutera. Sin embargo, hay veces que nuestro pensamiento no esta donde nuestro ser y a pesar de que mi cuerpo se alejaba por la ruta, mi cabeza si había parado en “El Huracán”. No podía dejar de pensar en el lugar, lo primero que me inquietaba era el hecho de que a la ida cuando supuestamente mas atento estaba, ni lo había registrado y a la vuelta en cambio lo vi clarísimo. Uno que vio mucho “La dimensión desconocida” y “Los expedientes X” empieza a pensar que hay involucrado algo mas allá de lo explicable, quizás algo mas metafísico. ¿Que me esta queriendo decir el "Huracan"? ¿Que quizas mire mal a la ida? ¿Que Kokomo puede estar aun esperando por mi en la vuelta? ¿Deberia entrar al "Huracan" e investigar un poco?

Y el chevy seguía y mi cabeza también. El lugar me era conocido, me sonaba mucho su nombre y sobre todo su fachada ¿Pero de donde? Porque por más esfuerzos que hacia, ni mi consciente, ni mi subconsciente ni mi conciente etilitico, que es un conciente muy personal que juega en algunas ocasiones, registraban haber estado alguna vez dentro del “Huracán”. Sin embargo en mi interior yo sabía que de algún lado conocía el lugar. Y entonces, Flash ¿la chica del bikini Azul? . No, nada de eso, entonces me acorde.


Ya sé que no tiene nada que ver con nada pero ... Ademas hablando de cantantes ladris en pijama...
Notese tambien la camara de ultima generacion y  la falta de Batman ¡Pow!¡Kapow! ¡Flash! 

 El “Huracán” es uno de los lugares públicos más antiguos de los cayos. Había leído sobre él en algún libro mientras tomaba un café perdido en el tiempo de una tarde de lluvia tropical. Su historia, recordaba, estaba ilustrada con una foto blanco y negro de su fachada donde unos tipos vestidos como si hubieran salido de un western spaghetti mostraban un guinche con un cocodrilo gigante.

Desde Ponce de Leon hasta nuestros dias, los cayos tienen historias que contar, muchas de piratas y naufragios, muchas otras de huracanes y tormentas, muchas tambien de guerras frias y de las otras. Casi 100 años atrás, cuando el área de los cayos empezó a desarrollarse mas, la zona no era muy valorada y los emprendimientos no eran muchos. Sucede que en el comienzo el lugar era tan paradisíaco como inhóspito, peor ruta para llegar, peores medios de comunicación con la civilización y además, millas y millas continentales al sur de la floreciente ciudad de Miami todavía por poblar. Realmente ir a los cayos en los primeros años era una aventura plagada de riesgos que solo algunos ermitaños que escapaban de mundo estaban dispuestos a correr. Alguno de estos arriesgados abrió en los años 40, “El Huracán”, que antes de ser exclusivamente bar, supo ser una hostería rutera también.


Hoy “El Huracán” es un antro motoquero, no muy amigable a turistas y foráneos, un lugar de música country y rock n’roll en vivo, un lugar para comer costillas con salsa barbacoa, un lugar con mesadas grandes y bancos que se comparten, un lugar con camareras que te hablan de su vida privada sin reservas, un lugar donde casi obligatoriamente debía estar en ese instante y sin perder mas el tiempo.

Di una vuelta en U y desande mi camino, pare el chevy un poco antes de la puerta y me dispuse a cambiar  un poco mi aspecto. Había observado la traza de los parroquianos. Cualquier sandalia, ojota o calzado de pie descubierto era un grave insulto y ni pensar en pantalones cortos o bermudas que constituían una seria ofensa al lugar.  Si no llegaba en una moto, lo minimo aceptable era un chevy viejo estilo Dukes de Hazzard, de ser posible verde o naranja.  Eso lo tenia pero tampoco podes bajar del chevy con cara de que te importan los dictamenes de la moda. El aspecto "Cada tanto vivo en el auto" y "El baul es mi heladera, nada me puede faltar" eran fundamentales.

Calce unos jeans en reemplazo de mis pantalones cargo color Kaqui. Tuve en cuenta que al ultimo tipo que dijo la palabra “kaqui” los motoqueros lo habían tirado al mar. Tambien cambie remera simpatica por musculosa correcta. Y digo correcta porque es evidente que hay dos tipos bien definidos de musculosas, la mas ceñida al cuerpo hecha de un material elastizado, con algún dibujo bien estampado, quizás en relieve, quizas medio brillosin “¡Nooooo! ¿Vos estas loco?,¿Sabes lo que te va a pasar? Cuídate, querete” Y después esta la otra musculosa, la que se ponen los pibes que no tienen ni novia, ni novio, ni facha, las también llamadas “Wife beater” que son de algodón con bastones o de piqué–nunca-conoci-el-brillo y que vienen con un par de manchas de salsita amarilla de papas fritas, un dibujo desteñido y las mangas asimétricamente cortadas denotando una evidente metamorfosis de una remera e indicando que te la bancas y te diseñas tu ropa a cuchillo como Rambo o Roberto Piazza. La típica musculosa que no resalta músculos por inexistencia y que más bien esconde un abdomen prominentemente acervezado. Esta ultima, en color verde chevy era la que yo tenia puesta. En ese aspecto estaba bien para “El Huracán”, claramente mi musculosa no era la musculosa igualitaria.

Mientras acoplaba mi ropa al lugar, pensaba “A falta de Kokomo al menos no pierdo el Sabado, conozco un lugar histórico, saboreo algún entremés y descargo frustraciones en alguna bebida espirituosa”. Abrí la puerta de mi fiel vehiculo y di mi primer paso en la tierra del “Huracán”, de haberlo sabido hubiera dicho “Un pequeño paso para el hombre…” Es que sin saberlo ese simple paso era el primero que daba para acércame a Kokomo. Mi frustrado objetivo paradisíaco estaba un paso mas cerca, ese paso. Mi suerte, mi suerte estaba a punto de cambiar.

Notese el vicio de los Muppets y la Rana Rene, flor de piraton. 
Yo soy un muppet atrapado en el cuerpo de un hombre. Quiero ir ...
Amigos, no me maten pero para cerrar la historia de Kokomo escribi 14 paginas en una hora. Si posteo 14 paginas me iban a odiar mas, asi que lo corte. Relax hay tiempo. Lo bueno es que la tercera y esta vez si ULTIMA parte ya esta escrita. Nos vemos en una semana. GRACIAS por leer