A medida que iba avanzando por el camino, mis ojos ansiosos se adelantaban al andar del chevy y escudriñaban el horizonte en busca del cartel indicado, “Holiday Isles–Resort & Marina”. Inmediatamente que lo divise, lo recordé de mi viaje de ida. Era imposible no haberlo visto, no solo por su gran tamaño y su disposición vertical que cortaba perfectamente la linealidad del paisaje sino porque ademas tiene una parte electrónica que logra con éxito llamar la atención de los pasantes.
Esta vez, a diferencia de lo hecho mas temprano, pare en la entrada y lo leí bien. Despertaba mi curiosidad de manera superlativa la mala disposición de la información que a mi criterio de hombre comun transmitía o mas aun intentaba vanamente trasmitir el cartel. Se anunciaban actividades de pesca y buceo en letras fijas. La unica mencion a algun bar era una parte en donde rezaba “Tiki Bar”, lo cual en realidad es no decir nada porque Tiki Bar no es un nombre de un bar es un tipo de bar. Tiki Bar es un concepto de bar iniciado de la polinesia y copiado por el caribe utilizado para anunciar un bar donde se sirven tragos y cócteles frutales de alta graduación alcoholica, generalmente con acceso o vista al mar, en un ambiente bien abierto y con techo de paja. Si tienen alguna duda de mis dichos, me pueden contactar y los invito a leer mi tesis doctoral “Tiki Bares, toda la verdad” Usualmente como Tiki bar es un tipo o clase de bar se lo acompaña con el nombre de la region en donde esta ubicado o algun otro nombre distintivo. Por ejemplo, ahora que esta de moda y por decision del congreso de la nacion, se viene “Tiki Bar Nestor” abriendo en Base Marambio, vista al hielo, lindisimo.
Pero volviendo al cartel, Imagine que Kokomo y los otros bares estarian anunciados en la parte electronica asi que me quede alli siguiendo la secuencia digital del cartel y nada, paso completa y nada. Para peor el cartel paso en su secuencia la poco amigable información de “No hay vacantes”. Es llamativo que en el único acceso terrestre a la playa de los 6 bares solo se publicite un solo bar y mal, sin siquiera hacer mención a Kokomo que tiene prensa y fama propia ni a ninguno de sus bares hermanos.
Al entrar al “Huracan” note que aunque afuera el sol brillaba, adentro las penumbras habían ganado terreno de manera intencional. Las coloridas luces de neon auspiciando marcas de cerveza lucian mejor así y contrastaban bastante con la luz natural y resplandeciente que me había acompañado todo el día. Habiéndose adaptado mis ojos a esa oscuridad artificial pude apreciar mejor el lugar. Los parroquianos ocupaban mayoritariamente la barra y sectores periféricos a la misma. El lugar, calcule, estaba ocupado al 20 por ciento de su capacidad. La música que sonaba era una versión country de “Piano Man” popularizada en los 70 por Billy Joel. El lugar contaba con un escenario con instrumentos, ahora en reposo. No era esperable que a las 2 de la tarde y con esas pocas personas tuvieran una banda en vivo. Por los instrumentos, además del entorno, uno podía asegurar que la banda local era una de rock o música country. Un banjo y una armónica prolijamente apoyada sobre un teclado delataban el género musical reinante. El escenario, observe, no tenía ningún tipo de protección para agresiones como ser la típica rejita que sirve para que botellas arrojadas desde un auditorio exigente queden enredadas y los músicos puedan desarrollar su arte con la tranquilidad natural de que un contundente mosquitero los separa de una turba iracunda y probablemente borracha que quiere lincharlos porque no tocaron ‘Bizarre Love triangle”, “Footloose” o alguna de Reo Speedwagon.
Mirando la estructura edilicia, rápidamente uno se daba cuenta como era la distribución de los ambientes en otro tiempo, cuando el lugar era una posada. Ahora hay mesas por todos lados incluso en un bonito jardín de la parte trasera. Recorrí un poco antes de sentarme, mire unas fotos que están atornilladas a las paredes. Y esto no es una forma de decir, es literal, el lugar es todo de madera del piso al techo y sus paredes están prolijamente decoradas con cientos de fotos que están sujetas a la pared con tornillos. Hay fotos de pescadores, de equipos deportivos, de diferentes destrozos ocasionados por los huracanes y de famosos in situ (Después de Dios, creo que Mick Jagger es quien estuvo en más lados).
Viendo esas fotos se refresco en mi memoria otra característica típica del lugar. Sucede que cuando hay alguna amenaza de huracán, los cayos son de los primeros lugares en ser evacuados. Imagínense estar en una islita cruzada en el paso de un huracán del tamaño del golfo de México. Incluso aunque no estés en el camino proyectado del huracán, si la tormenta vira repentinamente y se te viene encima. Hay una sola ruta terrestre de salida con el mar a ambos lados. Para cuando viro, no hay tiempo de escapar, la isla se inunda, el viento te vuela todo y con un poco de suerte a la mañana siguiente encuentres un yate de mediano porte estacionado al ladito de la mesita de luz.
Y llego por fin, espero no defraudar las expectativas seguramente ya dañadas por el paso del tiempo desde la primera parte. En su defecto y para la concatenación narrativa se recomienda consultar a su medico y/o leer el post anterior. Ahí va…
Serian cerca de las 9.30 de la mañana cuando hice una parada, la primera del día y la última en Estados Unidos continental. Mi propósito era abastecerme de combustible o como se le llama por estas latitudes “gasolina”. Conocía mi camino y sabia que mas adelante no abundaban las estaciones de servicio o como obviamente se les dice por aquí, las gasolineras. La esquina indicaba el cruce de la US1 con la 284. Desde mi guarida venia, aunque subiendo en la numeración callejera, bajando al sur.
Digamos que hasta la calle 200, el camino puede decirse familiar ya que es un punto hasta donde dado el caso podes allegarte un domingo cualquiera con alguna excusa fácil como ser un descuento en algo que no necesitas. Más allá de la 200, ya el paisaje cambia, se vuelve más agreste, más salvaje, más exótico diría: Burger Kings en los que nunca comiste, City Banks adonde nunca sacaste dinero, Starbucks donde nunca tomaste un café ¡WallMarts en donde nunca compraste algo que no necesitas!
Como es natural, el nuevo paisaje dispara la curiosidad propia del misterio, de las nuevas experiencias, de lo inexplorado. -“¿Qué venderán en ese lugar con una M amarilla enorme en la puerta?” -“Mejor, paro y me fijo”.
Pague por mi combustible y retome el rumbo dejando atrás la localidad de Florida City, último bastión de continentalidad estadounidense. A partir de ese punto: los cayos. Y en especial en uno de ellos mi obsesión mañanera de ese día, mi remanso paradisíaco y mi cura para el stress cotidiano: KOKOMO. Un lugar cuya existencia estaba fundamentalmente garantizada por mi corazón, mi inconsciente televisivo, Tom Cruise, Platon y una canción de los Beach Boys.
Puse a todo volumen Credence Clearwater Revival, la música rutera por excelencia, la música para todo camino de la dama y bolsillo del caballero, la música que de ser usada por la NASA, ya hubiera llevado humanidad a Marte, ida y vuelta, ida y vuelta 3 veces. No hace falta ser un científico para darse cuenta. Todos lo sabemos. Claramente lo que falla en los cohetes es el stereo ¡Mucho doctorado en Física cuantica, nada de Rock n’ Roll! Dame a mi, un toque el Discovery con Creedence sonando al taco y vas a ver donde te lo pongo ¡Lucas Caminacielo, papa! ¡Te lo estaciono en un anillo de Saturno en 3 maniobras sin usar los espejos! ¡Te conquisto la galaxia mientras me sirvo Clerico del frigobar! Porque, me imagino que el Discovery debe tener frigobar ¿No?
¿Soy yo o el guitarrista de Creedence es el emperador Carlos Saul I de Anillaco? Pensaron alguna vez que es como el Voldemort argento, le tenemos tanto miedo que ni lo nombramos
Para quienes no estén muy familiarizados con el concepto geográfico de los cayos y sin ser quien escribe un erudito en la materia, me voy a animar a decir que al sur del estado de la Florida sobre la entrada del Golfo de México hay una cadena de islas que forman los turísticamente conocidos “Cayos de la Florida”. Las principales islas o cayos están unidos por puentes, uno de ellos, quizás el mas famoso, es el puente de 7 millas, recordado por la escena de la limousine en la película “Mentiras Verdaderas” de Arnold, el Governator. Bueno, por el primero de esos puentes iba yo con mi chevy.
Además de los cayos grandes, hay varios otros mas pequeños a los que solo se accede por agua. El camino por tierra es absolutamente lineal y no hay muchas posibilidades de perderse. Básicamente es una ruta con mar a ambos lados. Hay veces que el mar esta ahí nomás de la ruta y hay otras veces que la geografía permite hoteles, playas, viviendas, comercios, nuevos Burger Kings, nuevos Citybanks, nuevos Starbucks, nuevos lugares misteriosos con “M”s amarillas gigantes en la puerta. -“Mejor, paro y me fijo”
Ojo, de cualquier forma, ese ensanchamiento circunstancial de los cayos tampoco es gran cosa, no se vayan a creer, las islas grandes en realidad no son tal cosa.
Mientras manejaba, miraba muy atento a diestra y siniestra; y pensaba en positivo “A mas chico el cayo mas fácil será encontrar Kokomo”, “No hay rutas alternativas, no se me puede escapar”.
De la existencia de Kokomo ni siquiera me permitía dudar. No estaba haciendo ese viaje porque si, estaba peregrinando, estaba haciendo mi camino de Santiago. Buscaba una experiencia religiosa y además una playa, tragos locos y de ser posible un par de chicas en bikini. -“Dios mío, ¡Dámelo todo! Señor ¡Lo merezco!”.
Kokomo, presumía, es como todas las cosas místicas, se empieza por tener fe. Hay que creer sin preguntar y sin esperar nada a cambio, bueno quizás algo si esperaba: ¿Vieron, esa salsita amarilla que le pones a las papas en el lugar de la M gigante? Eso no me venia nada mal. -“Dios mío, ¡Dámelo todo! ¡Dámelo ya! No soy digno de que entres en mi casa, buscate un hotel”
La mañana se me había escapado entre los dedos, la tarde en cambio, se abría en toda su naturaleza definiéndose en sus primeros instantes como un agradable y soleado tiempo vespertino cuya única amenaza era algún nubarrón tan lejano como pasajero. De Kokomo, ni noticias. Pare el chevy varias veces buscando pistas, me entusiasme ante algún bar o parador playero con un nombre ilegiblemente indicado en un cartel deleble y maltratado por el clima. También pregunte a propios y extraños solo para recibir en contraposición la repregunta típica -“¿Cuál? ¿El de la canción?”, seguido de muchos -“No existe”, acompañado generalmente de alguna pobre entonación del clásico ochentoso. La gente que no me decía “Chau” y se alejaba cantando era siempre la que mas me preocupaba.
La totalidad de “Key Largo”, “Isla Morada” y “Maratón” habían sido recorridas y obviamente escrutadas por completo. El Chevy no detenía su marcha al sur y solo me quedaba la última isla, “Key West”, también llamada por la cubanada amiga “Cayo Hueso”.
Siendo cerca de la 1 de la tarde y después de pasar por una majestuosa costanera el chevy llego al final, literalmente al final. No había mas tierra por recorrer, el punto mas al sur de los Estados Unidos, después de ahí, Cuba.
Aquello de “caminante no hay caminos…” es muy poético pero en mi caso además resultaba ser estrictamente cierto porque salvo que el chevy fuera anfibio para hacer camino al andar y cruzar el estrecho de la Florida, mi camino y mi aventura que hasta hacia minutos iban de la mano estaban ahora terminados por completo en un prolijo y pintoresco mojon que indicaba el suceso de tener a Cuba a solo 90 millas.
Parezco contento pero en realidad es la imagen de la derrota, de la desolacion total
“90 millas del capitalismo al comunismo” pensé haciendo mi reflexión histórico-política, sentado ahí, admirando la magnificencia enmudecedora del paisaje y comiéndome unas papitas fritas frías del lugar de la M gigante que tan amablemente me brinda el sistema capitalista y que presumo a 90 millas, no se consiguen.
90 millas entre la revolución y los demócratas, entre Mickey Mouse y Granma, 90 millas, nada más ni nada menos. Millas que son la esperanza de algún balsero y la muerte en el mar de otros tantos. Millas de agua calida otrora congelada por la guerra fria, 90 millas entre Lenin y Lincoln, diría el ladri de Arjona. Yo ya conocía el lugar y cuando voy, me siento un rato ahí frente al mar y siempre pienso lo mismo, incluso la parte del ladri de Arjona. Sin embargo esa tarde ese mojon no era mi objetivo viajero. De Kokomo, nada amigos. Derrota, absoluta derrota.
Hacer 250 millas buscando un lugar que no existe, salvo en una película ochentosa de Tom Cruise, solo porque te lo dijeron los Beach Boys en sueños después de una película de nazis y Telly Savalas y basando casi todas las decisiones del día en analogias con Platon y la Atlántida para terminar con una reflexión político-histórica comiendo papas fritas frías de lugar de la M gigante son esas pocas situaciones donde uno quisiera tener a mano una novia que te diga que esto fue una locura y que uno es un inmaduro que no sienta cabeza nunca mas.
Podría haberme ido a alguna playa a ahogar penas. Pero no, defraudado por todo y todos emprendí mi triste regreso a casa. Estaba solo a un tema de Lerner de tirarme de un puente con chevy y todo. Me esperaban largas millas de amargura absoluta.
Una hora después y ya promediando mi regreso con la longitud del cayo Maratón pase con el chevy por la puerta de un bar. Se llamaba “The Hurricane” o “El Huracán” y como casi todo, estaba al costado de la ruta. No se porque me llamo la atención pero de cualquier forma no pare, solo lo pase de corrido y a velocidad rutera. Sin embargo, hay veces que nuestro pensamiento no esta donde nuestro ser y a pesar de que mi cuerpo se alejaba por la ruta, mi cabeza si había parado en “El Huracán”. No podía dejar de pensar en el lugar, lo primero que me inquietaba era el hecho de que a la ida cuando supuestamente mas atento estaba, ni lo había registrado y a la vuelta en cambio lo vi clarísimo. Uno que vio mucho “La dimensión desconocida” y “Los expedientes X” empieza a pensar que hay involucrado algo mas allá de lo explicable, quizás algo mas metafísico. ¿Que me esta queriendo decir el "Huracan"? ¿Que quizas mire mal a la ida? ¿Que Kokomo puede estar aun esperando por mi en la vuelta? ¿Deberia entrar al "Huracan" e investigar un poco?
Y el chevy seguía y mi cabeza también. El lugar me era conocido, me sonaba mucho su nombre y sobre todo su fachada ¿Pero de donde? Porque por más esfuerzos que hacia, ni mi consciente, ni mi subconsciente ni mi conciente etilitico, que es un conciente muy personal que juega en algunas ocasiones, registraban haber estado alguna vez dentro del “Huracán”. Sin embargo en mi interior yo sabía que de algún lado conocía el lugar. Y entonces, Flash ¿la chica del bikini Azul? . No, nada de eso, entonces me acorde.
Ya sé que no tiene nada que ver con nada pero ... Ademas hablando de cantantes ladris en pijama... Notese tambien la camara de ultima generacion y la falta de Batman ¡Pow!¡Kapow! ¡Flash!
El “Huracán” es uno de los lugares públicos más antiguos de los cayos. Había leído sobre él en algún libro mientras tomaba un café perdido en el tiempo de una tarde de lluvia tropical. Su historia, recordaba, estaba ilustrada con una foto blanco y negro de su fachada donde unos tipos vestidos como si hubieran salido de un western spaghetti mostraban un guinche con un cocodrilo gigante.
Desde Ponce de Leon hasta nuestros dias, los cayos tienen historias que contar, muchas de piratas y naufragios, muchas otras de huracanes y tormentas, muchas tambien de guerras frias y de las otras. Casi 100 años atrás, cuando el área de los cayos empezó a desarrollarse mas, la zona no era muy valorada y los emprendimientos no eran muchos. Sucede que en el comienzo el lugar era tan paradisíaco como inhóspito, peor ruta para llegar, peores medios de comunicación con la civilización y además, millas y millas continentales al sur de la floreciente ciudad de Miami todavía por poblar. Realmente ir a los cayos en los primeros años era una aventura plagada de riesgos que solo algunos ermitaños que escapaban de mundo estaban dispuestos a correr. Alguno de estos arriesgados abrió en los años 40, “El Huracán”, que antes de ser exclusivamente bar, supo ser una hostería rutera también.
Hoy “El Huracán” es un antro motoquero, no muy amigable a turistas y foráneos, un lugar de música country y rock n’roll en vivo, un lugar para comer costillas con salsa barbacoa, un lugar con mesadas grandes y bancos que se comparten, un lugar con camareras que te hablan de su vida privada sin reservas, un lugar donde casi obligatoriamente debía estar en ese instante y sin perder mas el tiempo.
Di una vuelta en U y desande mi camino, pare el chevy un poco antes de la puerta y me dispuse a cambiar un poco mi aspecto. Había observado la traza de los parroquianos. Cualquier sandalia, ojota o calzado de pie descubierto era un grave insulto y ni pensar en pantalones cortos o bermudas que constituían una seria ofensa al lugar. Si no llegaba en una moto, lo minimo aceptable era un chevy viejo estilo Dukes de Hazzard, de ser posible verde o naranja. Eso lo tenia pero tampoco podes bajar del chevy con cara de que te importan los dictamenes de la moda. El aspecto "Cada tanto vivo en el auto" y "El baul es mi heladera, nada me puede faltar" eran fundamentales.
Calce unos jeans en reemplazo de mis pantalones cargo color Kaqui. Tuve en cuenta que al ultimo tipo que dijo la palabra “kaqui” los motoqueros lo habían tirado al mar. Tambien cambie remera simpatica por musculosa correcta. Y digo correcta porque es evidente que hay dos tipos bien definidos de musculosas, la mas ceñida al cuerpo hecha de un material elastizado, con algún dibujo bien estampado, quizás en relieve, quizas medio brillosin “¡Nooooo! ¿Vos estas loco?,¿Sabes lo que te va a pasar? Cuídate, querete” Y después esta la otra musculosa, la que se ponen los pibes que no tienen ni novia, ni novio, ni facha, las también llamadas “Wife beater” que son de algodón con bastones o de piqué–nunca-conoci-el-brillo y que vienen con un par de manchas de salsita amarilla de papas fritas, un dibujo desteñido y las mangas asimétricamente cortadas denotando una evidente metamorfosis de una remera e indicando que te la bancas y te diseñas tu ropa a cuchillo como Rambo o Roberto Piazza. La típica musculosa que no resalta músculos por inexistencia y que más bien esconde un abdomen prominentemente acervezado. Esta ultima, en color verde chevy era la que yo tenia puesta. En ese aspecto estaba bien para “El Huracán”, claramente mi musculosa no era la musculosa igualitaria.
Mientras acoplaba mi ropa al lugar, pensaba “A falta de Kokomo al menos no pierdo el Sabado, conozco un lugar histórico, saboreo algún entremés y descargo frustraciones en alguna bebida espirituosa”. Abrí la puerta de mi fiel vehiculo y di mi primer paso en la tierra del “Huracán”, de haberlo sabido hubiera dicho “Un pequeño paso para el hombre…” Es que sin saberlo ese simple paso era el primero que daba para acércame a Kokomo. Mi frustrado objetivo paradisíaco estaba un paso mas cerca, ese paso. Mi suerte, mi suerte estaba a punto de cambiar.
Notese el vicio de los Muppets y la Rana Rene, flor de piraton. Yo soy un muppet atrapado en el cuerpo de un hombre. Quiero ir ...
Amigos, no me maten pero para cerrar la historia de Kokomo escribi 14 paginas en una hora. Si posteo 14 paginas me iban a odiar mas, asi que lo corte. Relax hay tiempo. Lo bueno es que la tercera y esta vez si ULTIMA parte ya esta escrita. Nos vemos en una semana. GRACIAS por leer
Esta historia ocurrió hace algún tiempo pero tengo algunos buenos amigos a los que les gusta, quizás les guste a ustedes también.
Terminaba un viernes en la ciudad y había tenido una semana realmente complicada. Todo me había costado el triple esfuerzo. Necesitaba parar la maquina ese fin de semana que estaba empezando y descansar. Generalmente cuando comento que vivo en Miami, sé que salvo que mi interlocutor me conozca bien, lo primero que visualiza es a mi tirado debajo de una palmera con un coco en la mano. O a mí en Ocean Drive, bailando con dos pulposas cubanas en un boliche salvaje, bajo luces de neon y con un coco en la mano. Incluso hay algunas personas que hasta te lo dicen “Vos vivís en Miami, vos si que no tenes preocupaciones, cero stress” ¡¿Cómo que cero stress?! Laburo 200 horas, uso más traje y corbata que Andrés Redondo en "Veladas Paquetas" y estoy siempre pagando cuentas. ¡¿Cómo que no tengo preocupaciones?! Mas allá de la leyenda urbana, la vida por estos lares puede ser tan ordinaria, común y a veces mediocre como en cualquier lado. Y si, yo estaba estresado, y si ¡Estresado en Miami! Por suerte era viernes por la tarde y tenia la oportunidad de terminar con el stress ese fin de semana, era hora de encarar el problema seriamente y agarrar el coco de una buena vez.
Sali de la oficina y lo primero que hice fue llamar a mis amigos del boliche para avisarles que iba a faltar. Les pedi que me avisen si daban deberes y que no se olviden de mi si hacían grupos para trabajos prácticos.
- Bueno pero te vemos el Sabado ¿No? (Punchi punch de fondo)
- No, no. Creo que mañana tampoco voy
- ¿Vos te sentís bien? (Mas punchi punch de fondo)
- Si, si, estoy viejo pero las tardes son mías vuelvo al bosque, estoy contento de verdad.
- Ok. Buen viaje loco, cuídate, saludos a Yogui. (Últimos punchi punch de fondo antes de colgar)
Mientras manejaba mi chevy hablaba conmigo “Duermo bien, arranco temprano mañana, agarro el auto y me voy a pasar el fin de semana a alguna playa. Busco algo cerca, no mas de dos horas de auto. Hay playas buenas a dos horas en cualquier dirección que vaya. ¿Invito a alguien? Esto salio sobre la marcha, no sé quien podra venir. Mas si, mejor me voy solo, si total voy a descansar, me llevo unos libros y mis apuntes para escribir”
En mi camino pare el auto en un lugar que siempre me garantiza un buen descanso. Es un video club que en realidad es una sangucheria o una sangucheria con video club. Dependesiempre de lo que estes buscando. Yo en particular consumo de los dos. En algunas ocasiones he llegado y lo he encontrado clausurado. Es triste ver el lugar con fajas de clausura, nunca sabes si es por las películas piratas o por alimentos en mal estado. Nunca se sabe. Ignoro como pero el lugar siempre reabre sus puertas y vuelve la alegria. Mientras esta clausurado no te cobran recargo por las pelis y cuando reabre te regalan el sanguche re rico.
Mi mama me dice que soy un inconsciente pero esta equivocada. A mi conciencia la tengo de amigo en Facebook y cada tanto nos mandamos mensajitos de texto. Además, yo comí súper panchos Chisap en la terminal Retiro por varios años. A esta altura soy inmortal y tengo súper poderes.
No veo tantos colores juntos ni en los comics
Entre y salude al empleado que te prepara el sanguche mientras te habla de películas.
-¿Lo de siempre?
- Si, si lo de siempre
Lo de siempre es un sanguche de albóndigas de un pie de largo. Ya sé que ustedes me van a decir, que no esta bien comer mucho de noche. Pero este sanguche reescribe la ciencia nutricional. Si este sanguche estaría en la pirámide alimenticia, el mundo seria un lugar completamente distinto.
Me alquile “12 del Patíbulo” con Telly Savalas, Lee Marvin y Charles Bronson. La película trata de unos pobres infelices a los que mandan detrás de las líneas de enemigo. Siempre me tranquilizan las películas con Charles Bronson, los nazis y las lineas enemigas Me hacen pensar que hay gente que la pasa mucho peor que yo y que debo agradecer a Dios cada día por tener salud y no estar detrás de la línea de los nazis con Telly Savalas.
Llegue a casa, puse la peli y me comí mi sanguche que una vez mas redefinió el concepto de gourmet para siempre. La película estaba buena pero lamentablemente estaba tan cansado que me quede dormido. Calculo que le faltaba mas o menos media hora para terminar porque a Telly Savalas ya lo habían matado. Generalmente cuando eso pasa, falta media hora. Charles en cambio seguia resistiendo a fuego limpio. Siempre que miro estas pelis tengo la esperanza que en algún momento y de total sorpresa aparezca Chuck Norris y los mate a todos. Nunca pasa
Con el sanguche digiriéndose en mi estomago y las ultimas imágenes de mi conciencia con Telly agonizando en medio de una balacera infernal, tenia garantizadas varias aventuras en mi subconsciente. Quizás sean lindos sueños o quizas sean pesadillas. Siempre que tengo pesadillas y me persiguen zombies tengo la esperanza que en algún momento y de total sorpresa aparezca Chuck Norris y los mate a todos.
Desperte repentinamente alrededor de las 4 AM, tirado en mi sillon y con la tele prendida. El DVD se había apagado y le había dado lugar a la tele. El ultimo canal que habia puesto y que por ende estaba transmitiendo era VH1. Estaban pasando un viejo video musical de los Beach Boys. La canción que inundaba el silencio de mi departamento esa madrugada era “Kokomo”, archiconocida por ser la cancion de la película “Cocktail” de Tom Cruise y Elizabeth Shue. Ambas cosas, “Kokomo” y “Cocktail” son clasicos ochentosos. Si no la recuerdan es aquella que empieza “Aruba, Jamaica, ooh I wanna take ya / Bermuda, Bahama, come on pretty mama/ Key Largo, Montego, baby why don't we go…”. ¿Ya la están cantando, no?. Yo esa madrugada estaba muy dormido asi que entre sueños y para no derrochar energia, solo movi mi mano siguiendo el ritmo cual director de orquesta. Cuando la canción termino con la misma mano agarre el control remoto, apague la tele, me acomode y segui viaje.
A las 7 AM, sonó mi radio despertador, lo había programado porque el plan era buscar un lugar playero y a mas tardar 8.30 estar en ruta. Me levante y fui al baño, quería vivir experiencias nuevas, asi que me bañe. Prendí la compu ya que pensaba buscar adonde ir. El radio despertador mientras tanto musicalizaba mi primera hora de la mañana. Pasaron un par de canciones hasta que sonó otra vez “Kokomo” de los Beach Boys. Rápidamente recordé el incidente de la madrugada. “Que casualidad” fue lo primero que terrenalmente pensé pero después me puse un poco mas místico. "¿Y si no existen las casualidades? ¿Y si esta canción me esta persiguiendo? ¿ Y si los Beach Boys me están queriendo decir algo?”.Y fue ahi, pensando todo eso que cai en la cuenta. Pero si es clarísimo. La canción habla de un lugar paradisíaco donde hay romances de química perfecta, cocktails a la luz de la luna, cuerpos en la arena y tragos tropicales que se derriten en tu mano. Justo todo lo que yo estaba buscando para ese fin de semana.
Es mas, la canción indica el lugar donde esta Kokomo, dice claramente “Florida Keys” lo cual es a dos horas de auto. ¡Más claro echale un trago tropical!
Mientras me vestía, pensaba ¿Desperte esta madrugada? ¿O me despertaron? ¿Fue todo un sueño ochentoso? Y si lo fue ¿Dónde estaba Chuck Norris? ¿Quién apago la tele? ¿Los Beach Boys? No lo sabia. Lo unico que me era claro es que las respuestas a esaspreguntas y quizas a muchas otras estaban todas esperándome en un solo lugar. Si ustedes ya saben cual: “Kokomo”. Lo primero que hice fue llamar a un par de amigos que van seguido a los Cayos o The keys en ingles. A los dos los interrogue amablemente -¿Conoces un lugar que se llama Kokomo?” y los dos me dijeron e hicieron lo mismo
-“¿Cuál él de la canción?” seguido de una pobre entonación telefónica de unas estrofas “Aruba, Jamaica, ooh I wanna take ya…”.
Mi amigo cordobes me dijo: - Sabes que yo lo vi a ese lugar pero no se como se llega por tierra. Yo voy con la camioneta hasta donde empiezan los cayos en Florida City, ahí tiro la lancha y sigo al sur por el mar.
-¿Pero que es el lugar? ¿Es un bar, es un hotel, es una playa, es un parador?
- Es diveeeertido. Me interrumpió arrastrando la “e” en un cordobes perfecto.
- Pero entonces, vos bajaste de la lancha, decime algo mas, dame una referencia.
- No, nunca baje, tiene amarras para lanchas pero nunca baje, desde el mar lo ubicas porque hay una sirena en una piedra en el mar.
-¿Una sirena?
-Si una sirena, no de las que hacen “Ninuuu Ninuuu”, sino de las que son mitad mujer, mitad pescado. ¿Vos sabes?
Mi otro amigo me dijo: - Yo pase por ese lugar. Una vez que volvia y había un embotellamiento por un accidente, avance varias millas a paso de hombre y lo vi. Olvidate, no se donde queda, pero debe ser un lugar de transito rápido y no debe tener carteles.
Agotada la instancia amigos, recurrí entonces a google y ahí aparece el primer escollo para dar con el lugar. Porque además de no saber que tipo de lugar era ¿Cómo se escribe Kokomo? Ahora ustedes lo vienen leyendo con K porque asi se escribe pero yo en ese momento no sabía si era “Kokomo” o “Cocomo”. Mi lógica que suele estar siempre equivocada estaba orientada para el lado de “Cocomo” con C porque estamos hablando de un lugar de playa y si pensamos en la típica postal playera, siempre hay palmeras con cocos que en ingles y en español se escriben con C.
Lo mejor fue empezar por el origen y googlear “Beach Boys”, mi única referencia concreta. Ahí aprendí que es con K, al menos la canción. Sin embargo leyendo un poco la historia del tema musical vi algo que me alarmo bastante. Todos los sitios especializados dicen claramente que el lugar no existe, que es imaginario, que es inventado, que representa una metáfora del lugar tropical de relax, que no lo busquen. ¿Cómo que no existe? Si mis amigos lo vieron. Además la canción nombra un montón de lugares que son fácilmente ubicables en un mapa y justo el lugar principal al que te recomiendan ir no existe ¿Qué raro, no? Y encima ¡Mira si los “Beach Boys” se van a comunicar conmigo en sueños para mandarme a un lugar imaginario!¡Pero por favor! ¡Somos gente grande!
Con la idea de que hay alguna fuerza maligna contraria a los Beach Boys que conspira para que Kokomo no sea encontrado, puse en el buscador de internet “Kokomo” con K. Para mi sorpresa, aparecen muchos sitios porque Kokomo es la 13ra ciudad del estado de Indiana con casi 50,000 habitantes. Como toda ciudad tiene alcaldía, departamento de policia, bomberos, escuelas, iglesias, una universidad y hasta un aeropuerto. Esos sitios son solo algunos de los que se llevan la mayoría de los hits del buscador. Sin embargo, lo único que Kokomo, Indiana no tiene es mar, ni playa y por eso se aclara en varios sitios que Kokomo, Indiana no es la ciudad que aparece en la canción de los Beach Boys y que la ciudad de la canción no existe. ¿Quién no quiere que yo encuentre Kokomo? Son los Beach Boys los que vinieron a perturbar mi sueño y no al revés.
Cuando acote mi búsqueda a la combinación de palabras como “Kokomo” y “Playa”, me aparecieron Kokomos en Montego Bay, Sandals Cay y Jamaica. Todos lugares inaugurados con posterioridad a la canción y que seguramente buscaron sacar rédito de un nombre bien comercializado por la industria del cine y la música. Ninguno de esos Kokomos era él que yo estaba buscando. Desesperado opte por aplicarle a la problemática, un razonamiento parecido a lo que hago para ganarme la vida. Analice lo siguiente:
1- La canción lo dice claramente “Off the Florida Keys”, y mis amigos vieron Kokomo en los Florida Keys.
2- De los Florida Keys hay que eliminar uno de los más grandes “Key Largo” porque indirectamente la canción refiere a Key Largo como un lugar distinto a Kokomo. O dicho de otra forma si Key Largo contuviera a Kokomo, lingüísticamente no podrían nombrarlo por separado.
3- Una de la cosas que mi amigo menciono es que el lugar era chico y la canción dice “A little place called Kokomo” ¿Cómo sabían los Beach Boys que el lugar era chico? ¿Lo inventaron?
4- El estado de Indiana esta bien al norte y la canción dice en tres diferentes partes lo siguiente: Ooh I wanna take you down to Kokomo/ way down in Kokomo/ Go down to Kokomo. ¡Por Dios si los Beach Boys me lo están diciendo a gritos: Go down to Kokomo Dari, Go down to Kokomo Dari!. “Down” esta usado como Sur y no como una frase adverbial. Más claro echale un trago tropical. Ahh, y no me pregunten, a los Beach Boys, a Elvis y a Michael Jackson les permito llamarme “Dari”, ya hay confianza.
La única forma de develar el misterio era subirme al chevy y salir inmediatamente rumbo a los cayos a buscar Kokomo y así probarle al mundo ha a estado equivocado todo este tiempo. Quizás este errado yo pero después de todo, Platón hablo de la Atlántida como algo que le contó su abuelo, quien a su vez había escuchado la historia del Filosofo Solon, quien a su vez había escuchado la historia de sacerdotes Egipcios. Una cuento más imaginario que ese es imposible y sin embargo la ciencia y la historia le dio credito. Platón describió la Atlántida en detalle en un libro y los Beach Boys describieron Kokomo en detalle en una canción. Los dos lugares son románticos e ideales. En los dos lugares hay Sirenas y no de la que hacen “Ninuuu Ninuuu” sino de las que son mitad mujer, mitad pescado. Si la Atlántida motivó investigaciones científicas millonarias, teorías fantásticas de la más amplia gama y varias piezas literarias y películas ¿Por qué yo no puedo ir a buscar Kokomo con mi chevy? Denme una respuesta valida para eso. Además, busque unas fotos de los personajes en cuestión. El parecido entre los Beach Boys y Platón es asombroso.
¡ El parecido es sorprendente!
Los Beach Boys saben más de lo que dicen y yo voy a descubrirlo. Llene mi cantimplora de Gatorade sabor Lima-limón, tire dos pilchas y unos libros en el baúl y partí raudo con rumbo sur. ¿Adonde iba? Ustedes ya lo saben.
Age: Too Young / Zodiac:Taurus,Ford Taurus/
Segni particolari:bellissimo/
Sex: yes,please/
Ubicacion: cinco millllooonnnnneeesss, cuatroooocientosmillll peeeesssooss!!!