Al entrar al “Huracan” note que aunque afuera el sol brillaba, adentro las penumbras habían ganado terreno de manera intencional. Las coloridas luces de neon auspiciando marcas de cerveza lucian mejor así y contrastaban bastante con la luz natural y resplandeciente que me había acompañado todo el día. Habiéndose adaptado mis ojos a esa oscuridad artificial pude apreciar mejor el lugar. Los parroquianos ocupaban mayoritariamente la barra y sectores periféricos a la misma. El lugar, calcule, estaba ocupado al 20 por ciento de su capacidad. La música que sonaba era una versión country de “Piano Man” popularizada en los 70 por Billy Joel. El lugar contaba con un escenario con instrumentos, ahora en reposo. No era esperable que a las 2 de la tarde y con esas pocas personas tuvieran una banda en vivo. Por los instrumentos, además del entorno, uno podía asegurar que la banda local era una de rock o música country. Un banjo y una armónica prolijamente apoyada sobre un teclado delataban el género musical reinante. El escenario, observe, no tenía ningún tipo de protección para agresiones como ser la típica rejita que sirve para que botellas arrojadas desde un auditorio exigente queden enredadas y los músicos puedan desarrollar su arte con la tranquilidad natural de que un contundente mosquitero los separa de una turba iracunda y probablemente borracha que quiere lincharlos porque no tocaron ‘Bizarre Love triangle”, “Footloose” o alguna de Reo Speedwagon.
Mirando la estructura edilicia, rápidamente uno se daba cuenta como era la distribución de los ambientes en otro tiempo, cuando el lugar era una posada. Ahora hay mesas por todos lados incluso en un bonito jardín de la parte trasera. Recorrí un poco antes de sentarme, mire unas fotos que están atornilladas a las paredes. Y esto no es una forma de decir, es literal, el lugar es todo de madera del piso al techo y sus paredes están prolijamente decoradas con cientos de fotos que están sujetas a la pared con tornillos. Hay fotos de pescadores, de equipos deportivos, de diferentes destrozos ocasionados por los huracanes y de famosos in situ (Después de Dios, creo que Mick Jagger es quien estuvo en más lados).
Viendo esas fotos se refresco en mi memoria otra característica típica del lugar. Sucede que cuando hay alguna amenaza de huracán, los cayos son de los primeros lugares en ser evacuados. Imagínense estar en una islita cruzada en el paso de un huracán del tamaño del golfo de México. Incluso aunque no estés en el camino proyectado del huracán, si la tormenta vira repentinamente y se te viene encima. Hay una sola ruta terrestre de salida con el mar a ambos lados. Para cuando viro, no hay tiempo de escapar, la isla se inunda, el viento te vuela todo y con un poco de suerte a la mañana siguiente encuentres un yate de mediano porte estacionado al ladito de la mesita de luz.