Wednesday, February 8, 2012

La Aventura del Poseidon

Cuando tenia unos 12 años encontré, en el estante de los libros de mi abuela, una temprana y polvorienta edición de "Moby Dick" de Herman Melville. Yo no sabia, en ese entonces, que lo que tenia entre manos era un clásico de la literatura de todos los tiempos. Lo que llamo mi atención fueron las ilustraciones internas que mostraban una lucha hostil entre una ballena blanca gigante y un endeble botecito con un puñado de hombres. La desigual contienda sucedía en un mar que, para agregar dramatismo, siempre se mostraba revuelto con olas enormes. Ahh y casi siempre llovía.

Me intereso el libro y empece a leerlo. Eran épocas donde compartíamos febreros con mis primos en  el único lugar con una pileta a mano, la casa de mi abuela. Ibamos todos los días cargando, entre otras cosas, fiambre para unos sanguches, galletitas para la leche y los brasitos inflables para algún hermano que aun no nadaba. Y ahí estaba yo, leyendo "Moby Dick", dejando que el sonido del agua salpicada por un primo a un hermano, me diera la banda de sonido perfecta para empujar la imaginación hacia aquellos gélidos mares de batallas gallardas entre el hombre y la bestia.

Creo que "Moby Dick" debe ser el génesis de las historias de marinos y pescadores. Aquellas legendarias épicas que de tan estereotípicas se vuelven fáciles de imaginar. Aquellas que son contadas con un marco que todos podemos representarnos. Visualicemos a un grupo de hombres discutiendo en la barra de un bar con sus gestos adustos y sus trazas desalineadas. Tipos que beben sin medida, vociferan alto y gesticulan ampulosamente como intimidando a un interlocutor que estoico resiste y rebate de igual forma. Cualquiera diría que están a punto de pelearse aunque para ellos la escena sea tan cotidiana como que ocurre todos los días a la misma hora en el mismo bar.

Y me ha tocado estar en ese bar en ese momento preciso en varias oportunidades. Viene con el combo "Pescador", no hay acción heroica ni gesta pesquera insuperable sin posterior relato que agrande aun mas la odisea. Ahora ¿Yo me considero un pescador? Yo diría que no. Vivo en una ciudad con agua por todos lados, tengo el equipo y algún conocimiento del tema sin embargo solo voy a pescar motivado por una persona que es verdaderamente un pescador de ley, mi viejo. Es así, que yo seria lo que mejor sé ser, un cómplice. En este caso cómplice de pescador.
Super cara de super pescador


Con mi viejo la vida nos ha encontrado pescando, entre otros, Pejerreyes en la Laguna de Gomez, Dorados y Surubies en Corrientes o Corvinas en cuanto muelle o escollera de la costa Atlántica se nos cruzaba. Siempre él proponía y yo acompañaba. Y así empezó esta historia, de visita en Daytona Beach, con él proponiendo y yo...acompañando.

Daytona Beach en la Florida ofrece numerosos atractivos, desde una bonita costanera plagada de bares hasta el clásico autodromo con un museo alegórico y la posibilidad por un puñado de dolares de salir a conocer la pista. Ademas, a solo 60 millas, esta la ciudad de Orlando con sus tradicionales parques de diversiones. Sin embargo nada atraia tanto a mi viejo como las excursiones de pesca que salen del histórico faro local. En ese sentido me hizo reservar una excursión para pescar tiburones.

Salíamos el Jueves bien temprano. Era Lunes cuando reserve nuestros lugares. Dos días después, en el pico de ansiedad por salir a pescar recibimos la noticia que la Guardia Costera había suspendido la actividad por mal clima. No salían los barcos. Le pedí a la chica del puerto que me pasara la excursion al Viernes. Cosa que hizo, prolongando la espera 24 horas. Pero el Viernes también se cancelo.

Desesperado, la volví a posponer para el Sábado como ultima alternativa. Como no me llamaron cancelando, el viernes me fui a dormir sabiendo que me esperaba un sábado de súper acción por canal 11. El Sábado, a las cinco y media de la mañana, mi viejo me despertó
-"Dale Dari, despertate"
-"¿Que hora es? ¿Porque es de noche?  ¿Donde estoy? ¿Quien es Dari?"
-"Dale, vestite y abrigate, hay que ir a pescar" 

¡HAY que ir! Llegamos al puerto y para sorpresa lo vimos desierto, poca gente. Los barcos anclados. ¿Que pasaba?  Seguía rigiendo la prohibición de las autoridades por mal clima, alto oleaje, fuertes vientos y demás. El agravante era que uno ya estaba en el puerto, en pleno invierno siendo las 6 y media de la mañana. Le fui a preguntar a la organizadora porque no me había advertido de la suspensión como los dos días anteriores. Y me dijo que según ella, mi papa, siempre él y no yo, parecía  un viejo pescador. Mi viejo había estado hablando con ella cuando hicimos la reserva y ella creyó reconocer un pescador de raza. Para los viejos pescadores locales habia un barco reservado, uno con permiso especial...del demonio. 

Le pregunte a mi viejo si le preocupaba el mal clima, mi cama aun estaba caliente. Naturalmente no le asustaba, ni el clima, ni el viento, ni las olas, ni nada. Enceguecido por pescar tiburones, solo me dijo, antes de embarcar, que escondiera mi cámara de fotos que era un papelón. Cuestiones  de pertenencia mediantes, el resto de los barcos "para turistas" durmieron en sus anclas ese día, y el único navío que soltó amarras fue el Super Critter Fleet, el nuestro.

Nuestro Barco

El barco me recordaba mucho a un micro escolar, si, el naranja. Así, con asientos de cuerina gastada donde uno apenas entraba con un dejo de hacinamiento y los caños para sujetarse en el respaldo del de adelante y en el techo y en las paredes y ¡En todos lados!. Debí haber visto ese detalle porque habría sabido de antemano que ese vehículo náutico, cruza perfecta de colectivo 60 con La Cacciola S.A. iba a moverse como perseguido por el mismísimo diablo.

Apenas abandonamos el puerto, la ciudad comenzó a achicarse hasta desaparecer, íbamos volando. El olor a mar inundo una cabina. Con algunos vidrios faltantes en las ventanas, la única climatización, era la que Poseidon no proporcionaba. El frío del mar, sucundun sucundun, aumento considerablemente. Donald y la madre que te pario. El ruido del motor a punto de estallar, dejaba a todos en una mudez absoluta y una sordera que duraría un par de días junto con un simpático zumbido. Mi viejo estaba en Disneylandia, preparaba anzuelos con malicia y a los gritos trataba de hablar con otro pescador.

El barco hacia un movimiento múltiple y combinado, híbrido de toro mecánico con Samba del Italpark en su máximo esplendor, (cuando ponían "Ritual of the Banana", una de Pet Shop Boys o "La Isla Bonita" de Madonna) El movimiento era hacia adelante y hacia atrás, cortando las olas pero a la vez  inclinándose varios grados de derecha a izquierda de acuerdo a como las iba cortando. Mi viejo empezó a hablarme sobre los otros pescadores.  -"Ves aquel, ese tipo tiene mucha pesca encima", -"Mira aquel otro como prepara los anzuelos, hay que copiarle algunos secretos locales, porque ellos no te los dicen para que no le saques el pescado" Yo pensaba "El Atlantico es bastante grande debe haber suficiente pescado para todos, y ademas ¿Que secretos locales? ¿Que locales?, si estamos yendo a pescar al norte de Africa y por lo visto, vamos a llegar en media hora"

En el barco entrarían unos 60 tipos. Ese día, eramos un capitán, dos marineros y 20 almas mas.  Yo empece a marearme un poco, pero ese poco fue subiendo en intensidad. Nunca me mareo en los barcos pero este no era un barco mas, este era un ballenero loco de los que perseguían a Moby Dick.

Algún lector, mas acostumbrado al mar, quizás pensara que exagero y quizás lo haga, pero era mi percepción que por cierto ya era una percepción bastante  mareada a esa altura. Ademas la realidad era que yo no era el único, el capitán anuncio por parlante que si íbamos a vomitar, tuviéramos la amabilidad de hacerlo fuera de borda porque sino lo íbamos a tener que limpiar nosotros. Indudablemente no estábamos en Royal Caribbean. El capitán nos dejo el anuncio para posteriormente acelerar un poco mas el crucero del amor no correspondido.
Los otros pescadores, sacaron pañuelos y se los ataron a los ojos como vendas. De repente el barco se lleno de secuestrados. Parece que cuando quitas a la vista de la ecuación, el mareo disminuye. Yo imite y cerré los ojos fuerte como para película de terror estilo "Veo gente muerta". Bueno si, yo estaba muerto en realidad.  Ademas de la técnica venda secuestrado, el "Dramamine" se empezó a convidar abordo mas que los Sugus confitados en el cine. Mi viejo me ofreció y yo se lo rechace. Era la primera vez que me mareaba en un barco, pero sobre todo calcule que había desayunado muy liviano,  solo un café y una tostadita con manteca y mermelada de durazno. ¿Como iba  a vomitar si tenia el estomago casi vacío?.

Me equivoque.  Al rato empece a sentir que me había tragado al SAMBA dando vueltas junto con todo el Italpark, Madonna, la isla bonita y los Pet Shop Boys. Empece a experimentar esas arcadas que uno contiene en amague hasta mas no poder y que te dejan los músculos del cuello y la garganta hundidos en dolor. Los que no estábamos vendados nos mirábamos de reojo ¿Quien iba a ser el primer flojito?¿Con que cara entras de vuelta a la cabina después que todos te vieron colgando de la borda, derrière pa' arriba? De pronto, un moreno de campera brillosa, todo un señor diría, se paro con seriedad, camino hacia afuera y se desplomo sobre la borda cual un trapo de piso. Lanzo para clasificar a los próximos juegos Olímpicos. Una vez que él rompió el hielo del vomito, nadie lo juzgo, nadie pudo juzgarlo mejor dicho porque se sucedieron los vomitones. Horrible. 

Yo no vomite. Me aguante muy mal, sufriendo porque encima el movimiento de la nave estaba lejos de parar. ¡Por 8 horas no iba a parar!.Y no hay adonde ir para que no se mueva el piso. Mi viejo estaba bien, su segundo nombre era "Dramamine". Me dijo que tratara de dormir. ¿Dormir? ¿Como? Si en mi estomago, China atacaba a Kanchatka con toda la furia. Durmiendo estaba en mi cama a las cinco y media. Tuve la idea que quizás caminando se me pasaba. Yo tengo cada idea también.

Me pare y se me movió un poco la estantería estomacal. Di un paso, después di otro, después apure otro, después corrí otro y así acelerando sin parar, llegue a la borda y me pose como un pajarillo de la especie Vomiterus Barcustiae. ¿Que iba a vomitar si había desayunado liviano? Bueno eso, vomite liviano, un cafecito con una tostadita con manteca. Ahh y la mermelada de durazno también. Mientras vomitaba trataba de hacer memoria cuando, si es que alguna vez, había vomitado sin estar borracho. Les digo es mucho mas feo vomitar así, tan sobrio. es mucho mas real y sin diversión previa.

Volví a mi asiento y estaba un poco enojado con el Capitán. ¡Que pare de una vez el barco, por Dios!. ¿Adonde quería ir? Mi papa me dijo "¿Dramamine?" como quien te convida bombones. Pero ¿Quien sos? ¿El mayordomo de Benson and Hedges? Después me agrego -"Aguanta, que el tipo nos lleva adonde están los tiburones". Esas son las cosas que no entiendo de los pescadores ¿Como sabe el capitán donde están los tiburones? ¿Porque mi viejo esta bajo la creencia y la ilusión que el tipo sabe donde están?  Aunque pensándolo bien eso también es un clásico. Me acuerdo que cuando el Capitán Ahab buscaba a Moby Dick, yo pensaba "El océano es enorme ¿Como la va a encontrar?" Los pescadores son gente peligrosa, creo

Cuando finalmente el barco llego adonde "estaban los tiburones", todos se levantaron prontos a pescar. Casi todo el mundo en ese barco, vomito.  Mi viejo no. Ya detenidos, mas nunca jamas quietos, los otros pasajeros de la pesadilla pasaron juntando 10 mangos por cabeza para hacer una vaquita, una polla. Quien sacara el pez mas pesado se llevaba en pozo y ademas podía volver gratis otro dia. Yo, otro día, prefería estar en Afganistan viviendo en una cueva con los Talibanes. Mi viejo estaba definitivamente en Disneylandia, pesca mas competencia mas pozo tipo casino...mas Dramamine.
Deuxieme position x 2

Salimos a pescar y era una lucha, primero moverse era como caminar en el SAMBA mas largo del mundo. De pronto picaba... un tiburón o un cazón que aunque de porte chico a mediano igual luchaba mucho y te paseaba por una cubierta que no dejaba de moverse subiendo y bajando en un marco de horizonte flexible. Para quedarse un poco quieto había que abrir las piernas y trabarlas en donde uno pudiera. En términos de ballet fueron 8 horitas de Deuxième position y mas o menos unos 1430 Demi-plies.

Al rato de estar pescando, tuve la idea de cortar carnada. Bajar la vista y percibir el fuerte olor de la carnada, me dio nauseas importantes y otra vez termine colgado de la borda de cara al mar. Me preguntaba que estaría vomitando, si ya el desayuno había quedado a varias millas nauticas atras. Ademas pensaba si esa vomitada contaba como una segunda o si era una anexa de la primera. ¿Cual sera el tiempo entre vómitos para decir "Vomite dos veces"? Acá pasaron como 2 horas, creo que califica como una segunda. Terrible.

De pronto pasadas las 4 de la tarde, las olas se pusieron mas grandes y empezaron a entrar un poco a cubierta. El cielo se nublo también y empezó a lloviznar. El viento siempre estuvo. Yo no sabia si el Capitán estaba esperando a Moby Dick, Godzilla o a un iceberg que terminara nuestro sufrimiento pero salvo 5 o 6 pescadores dementes, entre los que estaba mi señor padre, que seguían pescando, todos estabamos rendidos dentro de la cabina. 
Un desafortunado señor mayor se descompuso muy mal y nadie lo asistia. ¡El crucero del desamor! Lo dejaban morir de ser necesario. Yo, al menos lo miraba pero el resto de la tripulación seguía em sus cosas como si el hombre fuera invisible. El pobre tipo yacia inerte, desmayado y con una linea de baba que le colgaba. Mirarlo ya era mucho. Ademas yo tenia mis propios problemas. Mi padre, El Baron del Dramamine, se acerco para asistirlo. Saco un pastillero que siempre lleva encima y le dio muchas pastillas de distintos colores. Mientras el hombre las tomaba, mi viejo le decia para que eran. Le dio, Paracetamol, Ibuprofeno, Alplax, Sertal, Dioxaflex,Viagra, Pastillas para la diabetes, Ratisalil, un palito de la selva, un Fruti-Fru de Anana y por supuesto Dramamine. Que desesperado hay que estar para tomarte varios medicamentos desconocidos que te suministra un extraño pescador loco en alta mar. Yo miraba todo y como no tenia nada que hacer y estaba medio aburrido, aproveche y vomite de vuelta. Si, la tercera. Esta vez en el baldecito de la carnada. Lamentable. 

Ya me había puesto un poco místico con el delirio marítimo. Abrazado al balde con mi tercer vomito y totalmente debilitado, apenas pensaba "Señor, en mi barca no hay oro, ni espada hay Dramamine"  y asi, acurrucado en mi asiento de colectivo y con la gorra tapándome la cara, me dormí en una siesta que se pareció mucho a un desmayo leve aunque nadie lo noto. Ojo, yo era simplemente uno mas.

Me desperto el capitán por parlante con mas buenas noticias -"A estribor viene una ola muy grande, agarrense fuerte" Es como si te despiertan con la picana eléctrica. Preocupado mire a estribor y vi la ola que se venia, una módica montaña agua que calcule en unos 5 metros avanzando hacia nosotros. Las tragedias no pasan hasta que pasan, ¿No?. La ves venir y no hay nada que hacer. La ola nos sacudio lindo, entrando en cubierta e inclinando el barco peligrosamente, diría. Después de que la ola nos paso por abajo, inmediatamente el Capitán anuncio que volviamos a puerto. El día ¿de pesca? había terminado. Mas tarde en tierra firme el capitán comento que igual él siempre estuvo tranquilo porque hacían falta olas mas grandes para dar vuelta ese barco. Si el barco se hundia, a falta de caja negra estaba este videito que aclara todo:


Ya en el puerto, empece a recuperarme. Mientras le limpiaban el pescado a mi viejo, me senté en un banco de madera. Era raro que el suelo no se moviera bajo mis pies. Yo había pescado algo para poner en mi blog y mi viejo, ademas del pescado, tenia una nueva historia de pescadores que contar y que espero cuenten mis descendientes, recordando aquella vez cuando, el abuelo y el bisabuelo valientes desafiaron al mar para pescar tiburones asesinos y bestias marinas a las afueras de Daytona Beach. Yo espero que con el tiempo la ola crezca, mínimo unos 3 metros, que el pescado sacado sea mas grande y feroz, que el Dramamine en mi sangre sea el mínimo dosaje y que mi participación haya tenido algún tinte heroico, quizás  vomitando una sola vez y poco.

Todo termino bien, pensé, no como en Moby Dick. Aquella historia de algún febrero de mi infancia donde el Capitán Ahab, en su locura llevaba a la muerte  a bravos navegantes, a arponeros oscuros y a simples marinos que habrían de morir igual. "Moby Dick" esta relatado en primera persona por un marino que aborda el barco ballenero del Capitán Ahab y que para cuando se da cuenta de que iba la cosa, ya era tarde para bajarse. Era morir por la ley de Moby Dick o por la del inefable Capitán Ahab, pero era morir al fin. Recuerdo que me impresionaba y a la vez me daba pavor pensar en esos marinos, en esos pobres diablos arrastrados a la locura enceguecida del Capitán Ahab que en su afán de venganza perseguía sin reparos y a mar abierto a una ballena gigante e impiadosa.

Y veían la ballena blanca, se subían a los botes como locos y la perseguían remando entre olas que parecían dientes dispuestos a tragárselos. Y yo me comía unas galletitas "Rumba" mientras Moby Dick del otro lado de las paginas se merendaba uno a uno a los personajes de mi libro. Ese verano crecí un poco. Cuando devolví el libro al lugar donde aun hoy esta, había terminado mi primera novela "de grandes". Justamente en ese sentido, jure y perjure que cuando fuera grande no iba a ser en un ballenero del siglo XIX. Lo que yo no sabia entonces era que uno no puede escapar de su destino y que los días que mi viejo me dice -"Vamos a pescar", son días en los que creo que soy el hijo del Capitán Ahab.